sábado, 25 de marzo de 2006

Británica turbiedad

El primer comic de superhéroes que compré fue el número 7 de Excalibur. Los dibujitos, por los que quedé obnubilado, eran de un tal Alan Davis. Desde aquella infernal aventura, he seguido casi con fervor religioso todo lo que ha hecho.
Este autor británico ha pasado por infinidad de colecciones, algunas mediocres, otras sublimes. En la contrapartida inglesa de los X Men ilustraba los guiones dio muestras de su talento otorgando a cada personaje un aspecto acorde con su personalidad. Rondador nocturno se parecía a su ídolo cinematográfico, Errol Flynn o Kitty Pride tomaba prestado su aspecto de una joven Katharine Hepburn. Esta colección supondría su primer trabajo como guionista, tras la marcha de Chris Claremont, y su primera obra magna, desarrollando en una saga las que se convertirían en sus constantes como autor: aprovechar los cabos sueltos que dejaron anteriores escritores para ofrecer una aventura épica en la que los héroes acababan salvando al multiverso de su inevitable destrucción. Además, tensiones entre los miembros del grupo que amenazan con estallar en el momento álgido del asunto. En estos números, el Capitán Britania rompía una pierna a Rondador porqué sentía celos de su relación con Meggan, pero ésta rechazaba a ambos para encontrarse a sí misma, acompañada por Fénix, que no recordaba su pasado, mientras Kitty aprovechaba la ausencia de esta para intentar ligarse a Alistaire, que...
Después de su abandono de la serie realizaría su creación más personal, Clan Destine, la historia de una familia en la que sus miembros viven varios siglos y están dotados de poderes fantásticos. Los Destine no llegaron a salvar el universo pues Mr. Davis los abandonaría en el octavo número. La franquicia mutante es traicionera: los editores quisieron incluir la colección en su entorno y consiguieron que su creador se marchase escaldado de la editorial. Los personajes volvieron en un especial en el que aparecían junto con la Patrulla X. En esta ocasión sí salvaron al mundo entero, pero quedaron muchos misterios sin resolver. Esperemos que se aclaren algún día, sobre todo el concerniente a Vicent, la oveja negra de la familia, asesinado por su propio padre.
Y llegamos a mi favorito, JLA: El Clavo. En una dimensión alternativa, por culpa de un simple clavo, la tierra se queda sin su mayor campeón, Superman. La Liga de la Justicia, sin su miembro más poderoso, debe hacer frente a una humanidad que teme y odia a los superhéroes.
Este mes se ha publicado en nuestro país la segunda parte. Para este regreso, el autor aprovecha los cabos sueltos que había dejado sin atar. Algunos dirán que la secuela es innecesaria, pero el artista inglés no ha querido dejar hilos pendientes en esta continuidad que ha creado. Esta obsesión queda patente en la entrevista que se incluye al final del volumen: "creo que los lectores pierden interés por los personajes que están constantemente cambiando para satisfacer las limitaciones del nuevo equipo creativo o sus egos". De acuerdo, la historia es confusa debido al gran número de personajes, escenarios y lineas temporales que se entremezclan, pero Alan Davis demuestra su maestría aprovechando esta turbiedad en su propio beneficio. Y el retorno se justifica por si solo, pues los héroes deben cumplir su inevitable destino: efectivamente, salvar el universo.

3 parlamentarios:

Anónimo dijo...

Me gustan esos comics en los que el superhéroe de turno duda de sí mismo, se recluye en un palacio de hielo o simplemente deja de "hacer el bien" a todas horas. Como en la vida misma "los extremos se tocan" y el héroe y el antihéroe se preguntan si no son, en cierta manera, supervillanos. La sociedad capitalista en la que vivimos está llena de "malísimos" de media tinta que son así por la simple razón de que es como les han dibujado. Me explico, al igual que a la mujer de Roger Rabbit, les ha tocado ser así, ellos en realidad son anarquistas en potencia que no pueden campar a sus anchas y dudan entre seguir con su status actual o mandarlo todo a la mierda. Van a seguir siendo una panda de cabrones porque es lo que les ha tocado ser (alguien les dibujó así), pero quizás, en algún episodio futuro, dudarán y nos sorprenderán revelándose como personas.

Anónimo dijo...

Caray, Isaac, este tema te da para un post. Ahora que tienes más tiempo, ¿has pensado en hacerte guionista de comics? Tus heroes atormentados por las dudas serían geniales.

Anónimo dijo...

Ya sabes que no soy experto en comics actuales, me quedé varado hace un par de décadas. Pero los estereotipos triunfan allá donde van. ¿No te gustan más las pelis que hablan de amistad - en todas sus variantes- más que las que tratan de amoríos? ¿no te atraen más las películas en las que el desecho social se convierte en héroe? ¿y al contrario? ¿está el coadjutor del héroe de turno destinado a serlo o tenemos un Brokeback Mountain en cada comic?
Me gustan los personajes, prefiero a Batman antes que a Superman. Batman tenía de acólito a Robin y en cambio Superman tenía a una fan loca llamada Jymmy Olsen. ¿Nadie se ha preguntado por la relación entre Jymmy y Clark? ¿Porqué todo el mundo lo ha hecho por la relación entre Batman y Robin? ¿Tal vez sea porque Clark estaba descaradamente obsesionado por Lois Lane y Bruce Wayne estaba a la que saltaba y como Batman pilladísimo por Catwoman?
Bueno, lo dejo que estoy empezando a desvariar.