domingo, 29 de octubre de 2006

Cutre post. Capítulo 2. Hugh Jackman

Parece ser que los cutre post se suceden de manera vertiginosa... Esta vez la culpa la ha tenido el visionado de la última peli de Woody Allen, 'Scoop'. Primero señalar varias cosas que probablemente a nadie le interesen, pero tengo que rellenar texto. No me gusta Woody, de hecho me cae mal tanto en las pelis como en la vida real, pero esta película es estupenda. La especie de dúo raro, raro, medio cómico, medio paterno-filial Scarlett (la chica más vulgar que puedo recordar en los últimos tiempos pero gran actuació en esta peli) - Allen hacen que 'Scoop' se te pase volando, te diviertas y... A centrarse en lo que importa, el tío buenoooooo!!!!!!


Capítulo 2: Hugh Jackman (ex lobezno X-MEN)

Viva Hugh Jackman!!!! Viva, viva viva viva vivaaaaaa!!!!! Madre mía pero cómo está este hombre, pero qué espaldas, qué abdominales, qué pectorales, qué braaaazoooooosssss!!!! pero por Dios... Por qué este tío no es nombrado el mayor macizorro del año o algo así, pero vamos, es que está tremendo. Mira que ya me gustaba a mí con las patillas y las uñas gigantes en 'X Men' (es que me molan los malos-buenos) con la camiseta sucia y los musculitos, pero es que aquí está para para, para...

¿Por qué no soy adolescente y no puedo ya llevar su foto en mi carpeta estudiantil???? Pues eso, salí de 'Scoop' emocionadísima porque además de estar buenísimo actúa bien, lo cual es bastante complicado, sobre todo si la película anterior que has ido a ver al cine es la penosa 'Vete de Mí'. ¿Qué actor español podría compararse con Hugh? Con esa cara de bueno pero que sabe que está tremendo... Y encima, hay que joderse, que el australiano es buen marido, de esos que te quieren y te adoran para toda la vida.

No sé si este post ha quedado muy coherente pero creo que la idea central del mismo, que es señalar mi absoluta devoción por el HOMBRE Hugh Jackman, se ha entendido perfectamente.

sábado, 28 de octubre de 2006

Cutre post. Capítulo 1

Siguiendo las indicaciones de Cayetana Altovoltaje, Lluvia Pérez y por supuesto Yandiek, me he animado a iniciar una serie de post absurdos sobre tíos. En principio iban a ser tíos super buenos de la muerte osea pero he pensado que la lista puede que se acabe muy pronto, debido a la escasez de carne fresca y prieta que vivimos en estos días en los que el minerialismo va a llegaaarrr, así que he decidido escribir estos cutre post con tíos que me llamen la atención de alguna manera (es la forma fina de decir que me pongan). Desde luego, si esta iniciativa fracasa y nadie me hace ni puñetero caso me encerraré en un rincón a llorar desconsolada asi que... ya sabéis!!!

CAPÍTULO 1: Matt Bellamy (cantante de MUSE)

En fin, en fin, polluelas y polluelos, este pequeño personaje es la leche. Ayer estuve con Luisru y Natxo en su concierto de Madrid y flipamos. Cómo canta este cara rata!!! Porque aparte de sus otras virtudes, que desglosaré brevemente en el próximo párrafo, es bastante desagradable a la vista, aunque legantoso, hay que reconocer. Hay que joderse...

Pues eso, que debe ser el atractivo de la fama, esas patillas escurridas, esas uñitas negras o tal vez ese toque de guitarra o piano unidos a ese peazo de voz... No lo sé, el caso es que he decidido iniciar estos post con el pequeño Matt porque aparte de tener morbazo, parece ser buen profesional e incluso divo... Es decir todo lo que debe tener un cantantucho para tener gruppies o como se diga.

A partir de hoy me autonombro una de ellas...

viernes, 27 de octubre de 2006

Leyendo en el metro


Leyendo el volumen de retazos de Roberto Bolaño 'Entre Paréntesis', en uno de sus artículos, titulado 'El mes de julio', me topé con el siguiente fragmento:

Es raro este mes de julio. El otro día fui a la playa y vi a una mujer de unos treinta años, guapa, con un bikini negro, que leía de pie. Al principio creí que no tardaría en echarse sobre la toalla, pero cuando la volví a mirar seguía de pie y a partir de ese instante ya no la perdí de vista. Durante dos horas, aproximadamente, leyó de pie, se acercó al mar, no se metió, dejó que las olas le mojaran las pantorrillas, volvió a su sitio, siguió leyendo, a veces dejó el libro a un lado y siguió de pie, en un par de ocasiones se agachó y sacó de un bolso una botella de Pepsi de litro y medio y bebió. Luego volvío a coger el libro y finalmente, sin hincar la rodilla en ningún momento, guardó sus cosas y se marchó. (...)

Este texto me causó un leve desasosiego por su aparente falta de lógica. Al día siguiente, en mi inevitable desplazamiento en transporte público hasta mi centro de trabajo, me pareció vislumbrar la explicación a tan extraño comportamiento: aquella mujer estaba acostumbrada a leer en el metro, espacio donde la mayoría de los lectores estamos obligados a permanecer de pie. La mujer seguramente residiría en Madrid o Barcelona, o París, o Berlín o cualquiera de las ciudades que disponen de subterráneo, y se demoraba quizá más de una hora en llegar a su lugar de destino. Por eso, durante sus veraneos en la Costa Brava, no podía deshacerse de esa costumbre. Seguramente la explicación de Bolaño fuese mucho más alambicada (o no le hubiese atribuido ningún sentido en absoluto a la escena), pero al vivir en Blanes, seguramente él no cogía mucho el metro y por lo tanto, no leía de pie. En un cuento llamado 'La playa', que aparece en otro apartado del libro, el escritor regresa a este personaje:

A veces esta mujer me deba miedo, me parecía excesivamente rara, pero la mayoría de las veces solo me daba pena.

Es verdad que es una imagen que da miedo, el metro por la mañana, un grupo de personas solas en un vagón, mal encaradas, sin dirigirse la palabra entre ellas, concentradas en su libro o en sus pensamientos, la mayoría hurañas, algunos hasta iracundas. Pero da pena también, los viajeros contra su voluntad, agarrándose a cualquier saliente con una mano y sosteniendo precariamente el libro con la otra (cuando queda espacio suficiente para sacar el libro).
Pero a lo mejor la imagen de esa mujer leyendo de pie no tiene nada que ver con el metro. A lo mejor no tiene nada que ver con nada. Si alguna vez me encuentro a esta enhiesta lectora, no pienso preguntarle el por qué de su pintoresca costumbre. Espero haber errado en mi teoría: las mejores historias, como demuestra Bolaño, son aquellas que no parecen tener explicación.

miércoles, 25 de octubre de 2006

Paul Newman y James Dean nunca fueron hermanos



No sé de donde me viene la fascinación que siento ante las estrellas de Hollywood. Supongo que de mi madre. Mi madre es muy mitómana y muy cinéfila. Supongo que esos son unos buenos cimientos para sentir esta inclinación. A mi madre nunca le gustó James Dean. En cambio, Paul Newman era (y es) su favorito de entre todos los actores que existieron y existirán jamás. Mi pasión por el cine se estableció la desmesura cuando llegué al instituto. Por aquel entonces, Newman me parecía muy guapo, pero también muy soso. En cambio, James Dean era la leche: encarnaba el prototipo del rebelde que bulle en las hormonas de todo adolescente. Ahora que ha pasado el tiempo y soy más viejo y quizá más sabio (al menos he visto muchas más películas), se han cambiado las tornas. El Paul Newman joven sigue sin entusiasmarme, aunque reconozco su atractivo casi ultraterreno y su innegable carisma, aunque debió esperar hasta la madurez para regalarnos sus mejores interpretaciones ('Veredicto final' y 'Camino a la perdición' son mis favoritas). Pero James Dean cada vez me gusta menos. Es muy bonito eso del método Stanislavski y no es que moleste el histrionismo, pero el suyo es demasiado impostado. Su vida se consumió tras solo tres films, así que nunca sabremos qué le deparaba el futuro. ¿Su carrera hubiese estado a la altura de la de Newman? Lo dudo. Pero, ¿como hubiese arrancado la carrera de Paul Newman si Dean no hubiese muerto? Recordemos que se hizo con el papel de 'Marcado por el odio', su primer éxito, tras la muerte de éste, que era el interprete elegido para protagonizarla. Lo cierto es que los estudios buscaban un joven rebelde que sustituyese a su estrella muerta prematuramente y lo encontraron en Newman. Aun así, supongo que, de todos modos, habría alcanzado la fama, pues tenía de su parte a gente tan importante como el dramaturgo Tennessee Williams. Pero lo más raro de estas coincidencias que los emparentan es que estuvieron a punto de ser hermanos en 'Al este del edén', de Elia Kazan. Finalmente, el director se decidió por el entonces (y ahora) desconocido Richard Davalos. ¿Qué hubiese pasado si hubiesen compartido este proyecto? 'Al este del Edén' sería igualmente una obra maestra, con el valor añadido de contemplar frente a frente a dos mitos del celuloide. ¿Seguiría prefiriendo la protagonista al hermano malo? Supongo que sí, pero sé a quien elegiría mi madre.

lunes, 23 de octubre de 2006

La primera bakala en Hollywood


En este blog ya hemos hablado de las cholas y, más recientemente, de los bakalas, así que me ahorraré volver a explicar ambos conceptos. Lo que nunca pensé es que pudiesen estar relacionados. El cine español está repleto de mentes preclaras cuyos razonamientos están muy por encima de los del común de los mortales. Entre las más destacadas se encuentra la del director catalán Bigas Luna, autor de joyas del séptimo arte como 'Jamón jamón' y 'Bámbola'. Pues bien, este individuo acaba de estrenar su último trabajo, la inefable 'Yo soy la Juani', que, siendo sincero, no he visto ni pienso ver. Como era de esperar, en los papeles se han hecho eco de tan importante noticia con entrevistas a todos los implicados en el proyecto (entre los actores, el cantante de El canto del loco y Chimo Bayo, nada que añadir). De la boca del Sr. Luna fluyen sentencias incuestionables como "La creatividad reside en el extrarradio (será porque, tal y como está el precio de la vivienda, no se habrá podido comprar un piso en el centro)" o "Los que llaman 'cholas' a chicas como la Juani forman parte de una minoría que se cree culta". Desde luego, no somos tan cultos como él: a estas chicas se las llama chonis (aunque lo que sale en la peli no sea exactamente una choni) de toda vida, las cholas son unas chanclas, aunque, claro, a lo mejor es la traducción al catalán del palabro.
Vamos, que estamos ante otro triunfo del cine patrio. Claro que, para los periódicos, el cine español es un compendio de obras maestras que se estrenan semana sí semana no. Los periódicos viven de la publicidad y las películas se anuncian en los periódicos, pero estaría bien que, aunque sea para variar, se separaran las críticas de los anuncios. Porque los espectadores, tontos de nosotros, en alguna ocasión acabamos picando. La última para la que me han captado ha sido para 'Vete de mí', financiada por el ICO (es que veo el cartelito y me pongo malo)por su supuesto interés artístico, que todos pagamos pero que casi nadie comprueba, lo que permite que se siga financiando mediocridad tras mediocridad sin que (casi)nadie se queje. El debut de Victor García León (para más inri, hijo de José Luis García Sánchez y Rosa León, pero me guardo mi opinión sobre si sus padres le habrán dado un empujoncito en su carrera) no es que sea terrible, es solo mediocre, carente de interés, más de lo mismo. No entiendo como estos directores jóvenes tienen una imaginación tan pobre, una nula capacidad de transgresión, tan poco que contar y que lo poco que cuenten, lo hagan de una forma tan convencional. Pero en el mismo periódico nos encontramos con otro notición, "Victor García León y Jonás Trueba (¿les suena el apellido?)se consolidan como pareja de guionistas", lo que viene a significar que les financiaremos otra película.
'Yo soy la Juani', que yo sepa, no ha sido financiada con dinero público (lo cual no quiere decir que no tenga pretensiones artísticas). Su realizador ha vaticinado que, de tener éxito el film, realizará una segunda parte con la Juani de viaje por Hollywood. Sr. Luna, permítame que dude del éxito de su propuesta en las taquillas españolas (ojalá me equivoque), por lo que a lo mejor, para financiar su secuela deba usted recurrir al ICO. Los que deciden lo que es cultura y lo que no a lo mejor encuentra interesante el concepto de cine choni y le conceden un crédito. Propongo que, si esto ocurre, dejemos inmediatamente de financiar la mediocridad de nuestro cine, que nos levantemos y nos congreguemos en la puerta del ICO o del Ministerio de Cultura o de donde sea y gritemos: ¡No con mi dinero! ¡No en mi nombre!

viernes, 20 de octubre de 2006

Ian Somerhalder está bueno

Después de varios días-meses sin escribir con gastroenteritis y vaguería, me reincorporo al blog y lo que realmente me ha animado a hacerlo es la frase emitida por Lluvia Pérez “Ian Somerhalder está bueno”.
Pues sí pequeños amigos, este blog es muy interesante y por ello y para que no lo sea en exceso me he decidido a incluir un post físico, quiero decir: Somerhalder está bueno, sí, Mathew Fox está bueno, también, pero queridos amigos qué me decís de Sawyer el bueno-malo. Pues eso. Mucho han tardado los de la serie en enseñar los abdominales de este tipejo cañón… Uffffffffffff… casi al final de la segunda temporada…Además me ha encantado el asesinato de Michelle Rodríguez y de su amiga rubia (de la que ya se me ha olvidado el nombre) por haber sido malas y haber conducido borrachas… Me encanta la triple moral, sobre todo si en la serie en la que se refleja están todos tan buenos.
Y después de haberme cubierto de gloria con este cutre post… Hasta la próxima!!!

El principio del fin

Después de un intercambio de ideas referentes a cualquier forma de papel impreso, a todos se nos ha pasado por la cabeza este pensamiento: o este tío ha leído algo distinto de lo que he leído yo, o no sabe leer. Esta sensación cada vez acude a mi mente con mayor frecuencia desde que los blogs sobre cómics florecen en el ciberespacio como paraguas en un día de lluvia. No quiero ahora volver a la manida teoría de si en internet cualquier capullo puede dar su opinión y cuan válida puede ser esta (tengo un blog y eso, creo, lo explica todo), pero las opiniones vertidas en algunas bitácoras me parecen sencillamente vergonzantes. Por eso, a algunos de sus esforzados redactores les recomendaría que aprendiesen de nuevo a leer. Ahora pueden hacerlo de una forma sencilla, divertida y, sobre todo, acorde con sus intereses: el alfabeto X Men. Cada letra de este abecedario corresponde a un personaje aparecido en las páginas de la Patrulla X. Además, como valor añadido, se puede medir el nivel de frikismo de los usuarios, porque algunos de los personajes no han aparecido más que en unos pocos números. Por mi parte, no he hecho pleno por uno, que no revelaré para no cubrirme de oprobio.
Todo este asunto sirve para autojustificar mi mal gusto. El caso es que el coleccionable que recopila los últimos números de Chris Claremont, para mí una especie de Goethe de los comic books, en la colección toca a su fin. La mayoría de la mencionada crítica amateur los detesta, pero yo los adoro a pesar de Jim Lee, un dibujante que nunca me entusiasmó. Los mismos criticastros le idolatran. Nunca nos pondremos de acuerdo, qué le vamos a hacer. Para ellos, la Patrulla X siguió existiendo sólidamente después de Claremont, pero yo encuentro que su existencia no es más que de una sombra de lo que fue. Por eso, estas historias postreras se me antojan una elegía. Pero no hay que ponerse melodramático. A lo mejor yo estoy equivocado (imposible) y esta etapa es como mucho mediocre mientras que otras que han venido después son mejores. Me voy a repasar el alfabeto X Men para asegurarme de no haber incurrido en un error.

P.S. El Alfabeto X Men visto en Mística, que, además, se casa mañana. ¡Mucha suerte!

miércoles, 18 de octubre de 2006

Para todos los Planetas

"Deseo que la Unesco legisle para todos los planetas" Carmen Calvo, Ministra de Cultura de España, un país del planeta Tierra.
Tan seguro como que la tierra es redonda, todos los años se entrega el Premio Planeta. El Planeta es un premio literario. Aunque, ahora que lo pienso, esta frase es como esa de la Unesco que dijo nuestra excelsa Ministra: cuando la oyes, te entra la risa floja.

Maria de la Pau

A mí el Planeta me fascina por muchos motivos. Porque, por ejemplo, hubo un tiempo, allá por la prehistoria, en el que no estaba tan descaradamente amañado (tuve una profesora en la facultad, Marta Portal, que lo ganó cuando era jovencita, y por una novela que no está mal, vaya). Pero, desde los 80, el premio se vende a esos escritorzuchos que se ponen de moda durante un par de décadas (las modas en literatura parecen más duraderas que en otros ámbitos). Lo más fascinante es su capacidad para regenerarse, como la de Piccolo. No hay un premio que tenga peor prensa que este, pero, aun así (o precisamente por eso) la gente sigue comprando los libros ganadores. Ojo, la gente los compra. Puede que no los lea. A los editores no les importa que se lean sus libros, solo que se compren. Mientras pases por caja, vale.
Pero como el mercado es muy amplio, el Planeta va cambiando de estrategia. Si el año pasado (y el anterior, aunque ya nadie se acuerda) se montó la gorda porque Juan Marsé recordó al personal lo que ya todo el mundo sabe (la calidad subterránea de los textos premiados), ahora intentan redimirse premiando a Álvaro Pombo, un escritor rodeado por un halo de seriedad que no acompañaba a Lucía Etxebarría ni mucho menos a María de la Pau. Pombo popular, popular, no es. Es un señor simpático que a veces hace de contertulio con Montse Domínguez en su programa, 'Ruedo ibérico', por lo que a lo mejor suena su cara. Así, ambos salen beneficiados: el Planeta premiando a un escritor de verdad y no a un presentador de la tele, y Pombo consigue unos cuantos miles de lectores que, de seguir publicando en Anagrama, nunca hubiera tenido. Pero que nadie se lleve a engaño. Este año estaba igual de amañado el asunto. El sábado, en la Ser, ya anunciaban a pombo y platillo (qué malo, pero no he podido evitarlo) el nombre del ganador.
Aunque, tan inevitablemente como la ley de gravitación universal, 'La fortuna de Matilda Turpin' apenas será recordada el año que viene. El olvido es una constante que sirve para todos los Planetas.

jueves, 12 de octubre de 2006

Paul Auster y una mierda

Paul Auster no lo es todo. Ya sé que esta afirmación puede parecer gratuita, pero es que hay gente que piensa que Paul Auster lo es todo. Intentaré demostrarlo.
El otro día regresamos al Cine Doré para asistir a la proyección de 'Smoke', incluida en 'Voces de seducción', uno de esos ciclos en forma de cajón de sastre en los que se ofrecen películas que no parecen unidas por un criterio coherente.
La verdad, no encuentro muy seductoras las voces de William Hurt y Harvey Keitel, que son las que se usan como reclamo en el programa. Pero a lo mejor es que no les pillé el tranquillo, no sé.
El caso es que el cine estaba lleno de fans de Paul Auster que, para más inri, seguramente ya habrían visto la película. Yo no. Además, no soy fan de Paul Auster. Más bien me resulta indiferente. Pero atrevete a decir eso en medio de una reunión de seguidores acérrimos del tipo. No quería que me diesen una paliza. Y eso que iba con Anita, que está en forma y va al gimnasio y todos esos gafapastas no tienen ni media ostia. Pero, claro, yo tampoco tengo media ostia y ellos eran muchos más.
La película no está mal, pero el señor Auster se me repite. Me parece que siempre habla de lo mismo en su cine y en sus libros y, aunque los argumentos son rebuscados(a veces demasiado), no me resultan más que una colección de historias brillantes bien rematadas, pero poco estimulantes. Vamos, que de leerme sus obras completas nada de nada. Pero no era el caso de los personajes que pululaban por allí, que han debido hacerlo una y otra vez. La película es puro Auster, con lo que conlleva de bueno y de malo. Me gusta especialmente el personaje de Harvey Keitel y sus fotografías: es un propósito tan hermoso y absurdo como el del protagonista de 'La vida instrucciones de uso'. Lo mejor de la proyección llegó al final, justo en la escena en la que (si no has visto la película, abstente de continuar) en la que el estanquero le narra un cuento de navidad al escritor bloqueado. Cuando el relato finaliza, el escritor dice "una buena historia". Justo en ese momento, el azar (ese componente tan determinante en las narraciones de Auster) quiso que un individuo que se sentaba en la fila posterior a la nuestra comenzase a proferir una retahíla de expresiones malsonantes: ¡Y una mierda! ¡Qué buena historia ni qué mierda! ¡Esto es una mierda! Así que, a menos de cinco minutos del fin de la película, se marchó de la sala lleno de indignación. Después del espectáculo, los compañeros de fila del sujeto, durante los títulos de credito, entablaron una sesuda discusión en la que intentaban explicar por qué aquel hombre había percibido 'Smoke' como una mierda cuando estaba clarísimo que no era una mierda. ¿Qué se esconde tras esta historieta? Que Paul Auster no lo es todo; no solo hay gente a la que deja indiferente. Hay personas que opinan que es una mierda.

La increíble historia de la vieja que aprendió a nadar (II)

-(Aplausos enfervorizados del público) Ahora que hemos vuelto de la pausa publicitaria, esperemos que nuestra invitada acabe su historia. Manola, estabas contando que te salvó de morir ahogada una niña de unos 12 años...
-¡Qué va a tener 12 años, Patricia, no te enteras de nada!¡Si no habría hecho todavía ni la primera comunión!
-Bueno, que más da la edad de la niña. Lo importante es que nos cuentes...
-A ver, por donde iba, ¡ah sí! Pues estaba yo alejándome de las señoras aquellas que, como yo digo, se quedaban en la orilla como garbanzos en remojo, cuando me di cuenta de que la playa estaba cada vez más lejos. Ya desde allí solo se me debía ver el gorro rojo que llevaba. Así que empecé a nadar hacia fuera. Pero cuanto más nadaba, más me chupaba el mar para dentro. Así que, como yo ya sabía nadar bastante bien, en vez de intentar salir, me quedé a flote porque así podría aguantar hasta que alguien me sacase. Pero claro, no había nadie metido en el agua porque era muy pronto. Así que empecé a gritar ¡Eh! ¡Eeeeeh!, para ver si me oían los que estaban en la orilla.
-¿Y te oyó alguien?
-Las señoras que estaban como garbanzos en remojo. Como había por allí una niña con una colchoneta de estas que se hinchan, le contaron que había una mujer mayor que tenía problemas para salir del agua y que fuese a ayudarme...
-Pues vaya idea también la de las señoras, mandar una niña a salvarte...
-Ya, pero como no había nadie más en la playa... El caso es que la niña fue hasta donde yo estaba con su colchoneta y yo me agarré a ella porque ya estaba cansada de mantenerme a flote. Entonces me dije, "Manola, estás salvada", porque ya me había visto en el otro barrio. Pero la niña era muy pequeña y no podía sacarme, así que le dije que hiciese señas a la gente de la playa para que nos sacase. Yo, entretanto, intentaba no meterla miedo, porque sabía que si nadie nos sacaba nos íbamos a pique las dos.
-Si tú soltabas la colchoneta la niña podía salir.
-Si, claro, pero yo me ahogaba. Mientras estuvimos en el agua, habían llegado los de la Cruz Roja a la playa y, cuando las señoras les avisaron, nos sacaron a las dos.
-Pero entonces no te salvó la niña. ¿No habías venido aquí para encontrarla?
-Yo quería encontrar a la niña, a los de la Cruz Roja o a las señoras que estaban como garbanzos en remojo (el público ríe ruidosamente).
-Bueno, se nos ha acabado el tiempo...
-Yo solo he venido a este programa a decir que el mar es muy traicionero y que, aunque parezca que está en calma, te puede chupar para dentro en cuanto te metes un poco en lo hondo. Yo no he vuelto nunca más a intentar nadar, que cuando pisé la orilla el bocadillo que había desayunado lo sentía como una estaca justo aquí(se señala la garganta y el público ríe de forma atronadora).
-Lo siento, pero no nos queda tiempo para más. Gracias a Manola y al resto de los invitados por haber venido y mañana volvemos con un tema tristemente de actualidad: "Mi marido es anoréxico". ¡Hasta mañana!

P.S. Basado en una historia real.

domingo, 8 de octubre de 2006

La increíble historia de la vieja que aprendió a nadar (I)

-Nuestra siguiente invitada quisiera reencontrarse con una niña de unos 12 años que la salvó de morir ahogada. Un fuerte aplauso para Manola (el público rompe en aplausos y entrá en el plató una vieja de unos 70 años, un tanto renqueante, que se sienta en la última silla de las destinadas a los invitados).
-Muy buenas tardes, Patricia.
-Buenas tardes, Manola. ¿Por qué has venido al programa?
-Pues porque estoy buscando a una niña que me salvó hace ya más de 10 años.
-¿Recuerdas como era la niña?
-Pues era muy delgadita, morena y de poco más me acuerdo...
-Lo tienes un poco difícil.
-Eso ya lo sé yo.
-Explícanos cómo te salvó aquella niña.
-Pues es que casi me ahogo.
-Cuéntanos más, Manola.
-A ver, por donde empiezo. Un día había ido yo a la playa... Me acuerdo perfectamente porque la semana siguiente me trajeron a mi chihuahua.
-¿Qué es eso?
-Un perro, Patricia, lo tengo aquí, te lo enseñare (la vieja saca de entre su camisa una medalla que representa un perro y el público se descojona).
-Perdón, es que soy lerda y no me entero de nada. Esto me pasa por presentar el programa colocada.
-Bueno, el caso es que ese año nos fuimos en julio de vacaciones porque en agosto nos daban al chihuahua, que ya murió. Esto pasó hace 10 años, justo lo que vivió el animalico, que se me ha muerto este verano. Por eso me acuerdo tan bien. En aquella época vivíamos en Barcelona. Yo soy de Barcelona, pero he vivido 35 años en Barcelona. Como me casé muy joven, mis hijos se fueron pronto de casa y nos quedamos solos mi marido y yo, por eso compramos el perro. Todos los años cogemos las vacaciones en agosto, pero ese año, las cogimos en julio.
-Pero cuenta lo de la niña...
-Ya voy, ya voy. Nosotros íbamos a la playa muy temprano. Aquella mañana desayuné un bocadillo y nos fuimos en el coche. A esa hora no había nadie en la carretera y llegamos en seguida. Como era julio y muy pronto, no había casi nadie en la playa. Yo tenía muchas ganas de bañarme porque aquel año había aprendido a nadar. Había por allí unas señoras que, como yo digo, estaban como garbanzos en remojo y no se querían meter en lo hondo. Pero yo, como sabía nadar y ellas no, me puse mi gorro, que era de color rojo, empecé a alejarme de la orilla...
-¡¿Quieres contar ya lo de niña?! (gesticulando con desesperación) Es que nos tenemos que ir a publicidad.
-Perdona, Patri, guapa, es que hay que poner a la gente en antecedentes. Además, yo lo pasé fatal, pero la gente aquí se lo está pasando muy bien (el público ríe ruidosamente).
-Bueno, mira, nos vamos a publicidad y, cuando volvamos, terminas de contar la historia, ¿vale?
-Como tú quieras, eres la presentadora...
-Volvemos en unos minutos.

miércoles, 4 de octubre de 2006

2046


Antes del verano, hablé de 'In the mood for love'. Después vinieron las vacaciones, los días en la playa, las tardes de asueto y la desidia a la hora de la siesta. Después vino la depresión posvacacional y los últimos estertores de la estación, que hay que aprovechar para salir de paseo, así que postergué el visionado de la pseudosecuela de esta maravillosa cinta hasta hace unos días. En '2046' Wong Kar Wai pretende realizar una parábola sobre el amor y la creación literaria a través de la mezcla de dos géneros tan diferentes entre sí como el melodrama romántico y la ciencia ficción. Pero creo que la desmedida ambición del realizador malogra la película. Cualquiera puede percibir que la suntuosa puesta en escena logra que imágenes de una gran belleza que perviven en nuestra retina cuando se acaba el metraje. Pero el problema es que, a pesar de intentar llenar estas imágenes con una sólida reflexión sobre el amor, los recuerdos y el paso del tiempo, no logra colmarlas, de tal modo que, sobre todo en las escenas de ciencia ficción, nos parezca estar viendo un vacuo anuncio de perfume. Lo que se llama comunmente pecar por exceso. En un reciente artículo de Jorge Edwards, 'El arte del silencio', se habla sobre este tema aplicado a la literatura, aunque me permito su traslación al cine:

Desconfío de los escritores torrenciales, palabreros, aun cuando su flujo verbal asuma las apariencias de la vanguardia, así como desconfío de los políticos demasiado locuaces. Ejemplos de escritores excesivos y que a la vez tienen un sentido débil de la construcción, de la composición del texto, hay muchos. En la literatura francesa se produjo a comienzos del siglo XX el gran contagio, el sarampión de Marcel Proust. Fui en mi juventud, como casi toda mi generación, un proustiano apasionado, fanatizado. Todavía releo páginas sueltas de la Recherche con frecuencia. Hace poco, a propósito de una película de mi amigo Raúl Ruiz, releí entero El tiempo recobrado. Pero no sé qué ocurriría después de una relectura atenta de toda la obra monumental. Lo que siempre tengo presente es que Proust, antes de entrar en su texto, concibió una arquitectura capaz de sostenerlo en toda su riqueza. De otro modo habría naufragado en palabras.

La riqueza visual de '2046' hace aguas precisamente porque no tiene una arquitectura sólida que la sotenga. Aunque, eso si, comparada con la plana mayor del cine americano actual, es una obra maestra. Y si la comparamos con el cine español, ya ni te cuento.

lunes, 2 de octubre de 2006

Shandynista o las películas de catástrofes

¿Qué es el shandysmo? Aunque a priori este sustantivo parezca aludir al consumo desaforado de cerveza Shandy, nada más lejos. Acabo de leer 'Historia abreviada de la literatura portatil'. Su autor, Enrique Vila-Matas, es un escritor que, a priori, me parecía interesante (como dice Millás ¿qué cuernos querrá decir a priori?), pero ha dejado de parecérmerlo (este es el momento en el que el fan del susodicho que, debido a una coincidencia ciberespacial, ha acabado en este blog, se abstiene de seguir leyendo).
En esta novelita se habla de la conspiración Shandy, una especie de conjura en la que diversos artistas de principios del siglo XX fundan un movimiento denominado literatura portatil, que parece definirse por la brevedad de sus textos, aunque tampoco queda muy claro. La literatura no es lo importante, aunque los shandys sean en su mayoría literatos. Eso si, todos comparten una serie de rasgos comunes, a cada cual más absurdo: son solteros, aman la negritud, sienten una fascinación morbosa por las mujeres fatales... Estos shandys apenas escriben pero se encuentran, se pelean, celebran fiestas, se suicidan y, finalmente se separan.
Seguramente este subgénero literario ya tenga nombre, pero como lo desconozco, lo denominaré Shandysmo. Me refiero a los relatos en los que se usan personajes reales (principalmente artistas) para contar historias que nunca sucedieron. Aunque parezca un fenómeno reciente, tiene una gran tradicción (por ejemplo, la Divina Comedia) pero últimamente alcanza dimensiones preocupantes. Es cierto, a veces se usa bien y se consiguen novelas maravillosas (Roberto Bolaño usa personajes reales en 'Amuleto' (Auxilio Lacouture, Remedios Varó) o 'Los detectives salvajes' (Octavio Paz, Juan Marsé)). Pero las más de las veces el resultado es un listado interminable de cameos a la manera de las películas de catástrofes de los 70, en las que se congregaba un reparto multiestelar sólo para que los espectadores se admirasen y exclamasen "¡mira quien sale!". Uno de los casos más flagrantes es el de 'Glamourama'(¿la peor novela que he leído? Es probable), del mismo autor de la inefable 'American Psycho'.
A Vila-Matas le ocurre lo que a Easton-Ellis. Por su novela desfilan Tristan Tzara, Georgia O'Keeffe, Salvador Dalí, Man Ray, Scott Fitzgerald, García Lorca... Pero, aparte de la demostración de todo lo que ha leído el autor, el desarrollo no encierra ningún atractivo. Vale, no pretende contar una historia, sino reflexionar sobre la literatura: hay un momento en el que Tristan Tzara, fundador del dadaísmo, redacta una historia portatil de la literatura abreviada y revela que toda literatura abreviada esconde una reflexión. Aquí debe estar tan disimulada que se me ha pasado.
Está claro que el shandysmo perdurará por los siglos de los siglos, pero quizá los lectores, cansados de tanta celebridad indigesta, abandonen este género tal y como abandonaron el cine de catástrofes en los 70. Aunque después vino Titanic. Y ganó el Oscar. Y esa la del volcán. Y la del meteorito. La llevamos clara.