miércoles, 31 de mayo de 2006

Imágenes...

Hoy hace 100 años que murieron 28 personas en un atentado Madrid, ETA no existía (o por lo menos no habían dado señales de vida) pero sí existían otros tipos de fundamentalismo que se manifestaban en alguna de las formas que todavía hoy conocemos. En 1906 el segundo atentado en número de muertos en la historia de Madrid (el primer puesto lo ocupa el 11 de marzo), tuvo lugar cuando la comitiva de la boda entre Alfonso XIII y Victoria Eugenia de Battemberg pasaba por la calle Mayor de Madrid atestada de gente. Y ahí están las imágenes. La fuerza del pánico, el terror, el miedo, el desconcierto, las carreras... los objetivos captaron los intentos de los policías por refrenar la locura que apareció de repente. Y han pasado cien años... ¿o no?

¿A alguien le recuerda algo?

La dérive des continents

Para descansar de tanto frikismo, continuamos con nuestra discontinua sección dedicada a gatos célebres, en esta ocasión con un gato sin nombre (y van...). Es el gatito que servía de símbolo a la malograda editorial Bruguera, una de las más importantes de nuestro país durante una época y que se fue al garete hace ya varios años. Pero, para nuestra sorpresa, aquel gato perdido ha regresado a casa. O ha vuelto de la muerte. Ya se sabe que los gatos tienen muchas vidas y el Grupo Zeta ha decidido resucitar al animal que albergó en sus catálogos títulos como 'Cien años de soledad'.
En mi casa, como en casi todas, las estanterías debían contener libros de Bruguera, pero yo nos leí. En compensación, devoraba las historias de sus comics, algunos de cuyas números se pueden seguir adquiriendo por dos duros (euros) en el Rastro.
En su nueva andadura, Bruguera lanza una colección de novelas que pueden estar bien o no, no soy quien para emitir un veredicto, al menos hasta que no las haya leído todas, cosa que no haré por falta de tiempo y, principalmente, por pereza. Pero, para probar, he elegido 'Deriva continental' de Russell Banks, un escritor cuya existencia desconocía. Como a casi toda la literatura norteamericana actual, le sobran páginas, pero no se hace pesada. Como muestra un botón:

Los hombres hacen eso con las mujeres, las utilizan para reconstruirse a sí mismos, y las mujeres hacen lo mismo con los hombres. Hombres y mujeres buscan el amor del otro con el fin de dejar atrás, como la piel de la serpiente después de la muda, su viejo, resquebrajado y andrajoso ego, y que aparezca uno nuevo, limpio, brillante, reluciente a causa de las promesas y talentos que el viejo nunca poseyó. Cuando intentas conquistar el amor de alguien que se te parece, por su sexo, temperamento, cultura o aspecto físico, lo haces porque amas esos aspectos de tu propia personalidad: el sexo, el temperamento, la cultura, etc. Pero cuando buscas el amor de alguien diferente, lo haces para librarte de ti mismo. Y así Bob, que desea más que nada librarse de sí mismo, medita sobre las consecuencias que tendrá para él el amor de una mujer negra sureña y su propio tipo de hombre blanco del norte.

Como siempre, el texto no es representativo y que nadie tome la decisión precipitada de leer o ignorar este libro solo por este fragmento. El argumento gira en torno a dos historias paralelas que, en principio, no tienen nada que ver (como 'Las palmeras salvajes' de Faulkner, por ejemplo) y se desarrollan de forma un tanto obvia. Que se ve venir lo que va a pasar, vamos. En fin, lectura imprescindible para todos aquellos que quieran ver dinamitados los fundamentos de la sociedad norteamericana desde dentro: materialismo, machismo, consumismo y esa suerte de tópicos. Pero bueno, Bruguera ha vuelto, así que qué más da lo que publique.

lunes, 29 de mayo de 2006

El día del orgullo kinki

Como no podía ser de otra manera, Anita y Luisru estuvieron allí. En la plaza de Callao de Madrid miles, que digo miles, cientos, que digo cientos, decenas de frikis se reunieron para mostrar al mundo lo orgullosos que están de su condición. Tras asistir a una apasionante partida de PacMan humano, a una pelea de Pressing catch que degeneró en una disputa entre comiqueros y otakus y a la aparición estelar de los soldados imperiales de la Guerra de las Galaxias, regresábamos muy contentos a nuestro hogar cuando unas mujeres de mediana edad, asistiendo atónitas desde el autobús al espectáculo que montaban los frikis enfervorizados gritando consignas como: "viva Humor Amarillo", "viva la rana Gustavo" o "antifriki el que no bote", preguntaron a Anita (que viajaba sentada a su lado) si sabía de que iba todo aquello.

- Es el Día del Orgullo Friki
- ¡¿De qué?!
- Del Orgullo Friki
- ¿Del orgullo kinki?
- Nooo, del orgullo friki
- Y eso, ¿qué es?
- Pues es la gente a la que le gustan los comics, la ciencia ficción...
- Ah, y que se pintan el pelo
- ¿Cómo?
- Gente rara, vamos
- Si, se podía llamar así...
- (la otra, dirigiéndose a la primera en voz baja) Seguro que son unos drogadictos.
- ...

Acto seguido interrumpieron la conversación y se dedicaron el resto del viaje a mirarnos de reojo, como para averiguar el número de pirulas que nos habíamos tomado. Moraleja: del frikismo al kinkismo hay solamente unas pocas letras. Luego dicen que tenemos mala fama.

jueves, 25 de mayo de 2006

Feliz frikismo

Tengo un novio friki, pero friki, friki friki… Bueno dejémoslo en un solo friki. Hoy ha venido a buscarme para comer, porque tenía el día libre y después de una sana y natural comida del McDonald´s me confiesa, antes de volver a mi estupendo trabajo lo siguiente. Reproduzco conversación:

- Estaba pensando mientras te esperaba (5 minutos aprox) que cómo sería nuestra vida si de repente pudiésemos cambiar de cuerpo
- ?
- Sí, pues de repente imagínate… Tú un día quieres ser una rubia anoréxica y seguirías siendo la misma, pero a mí no me gustarías ya.
- Pero vamos a ver, tú no puedes pensar en cosas normales como cuánto tarda Anita, o me gustan esos pantalones…
- (él a su bola) Pues imagínate yo… bajito pero super cachas. Qué harías??
- Dejarte inmediatamente
- Joe cómo eres (contesta encima el muy friki)

Pues eso, sí, reconozco que no es tan friki, pero por lo menos un poquito raro… Además, tenía que poner algo para celebrar el Día Mundial del Frikismo, o como se llame…

miércoles, 24 de mayo de 2006

Cómo saber el año de tu muerte

Mi profesora de Literatura Española decía, a propósito de Rosa Montero (escritora cuyas novelas no son muy allá, no así su ensayo 'La loca de la casa', una pequeña joya), que las primeras novelas de un escritor siempre son mediocres o malas. Esta teoría no siempre se cumple. 'El juguete rabioso', del argentino Roberto Arlt, que terminé ayer mismo, es una de las más destacadas excepciones. Pero, aparte de esta, se me ocurren otras óperas primas que me han entusiasmado, como por ejemplo 'Buenos días, tristeza' de Françoise Sagan, 'Nada', de Carmen Laforet, 'A bout de soufflé', de Godard (no es un libro, pero igual sirve) o 'Viaje al fin de la noche', de Celine.

Belmondo Seberg

Aparte de estos pensamientos, al evocar a este escritor, me vienen a la cabeza otros más siniestros. Arlt es uno de esos literatos que evoca el malogrado Roberto Bolaño en un pasaje de su novela 'Amuleto'. En esta narración, mientras permanece encerrada en un lavabo escondida de los militares, la poetisa uruguaya Auxilio Lacouture se entretiene profetizando el destino de la literatura mundial:

Vladimir Maiakovski volverá a estar de moda allá por el año 2150. James Joyce se reencarnará en un niño chino en el año 2124. Thomas Mann se convertirá en un farmacéutico ecuatoriano en el año 2101. Marcel Proust entrará en un desesperado y prolongado olvido a partir del año 2033. Ezra Pound desaparecerá de algunas bibliotecas en el año 2089. Vachel Lindsay será un poeta de masas en el año 2101. César Vallejo será leído en los túneles en el año 2045. Jorge Luis Borges será leído en los túneles en el año 2045. Vicente Huidobro será un poeta de masas en el año 2045. Virginia Woolf se reencarnará en una narradora argentina en el año 2076. Louis Ferdinand Céline entrará en el Purgatorio en el año 2094. Paul Eluard será un poeta de masas en el año 2101. Metempsicosis. La poesía no desaparecerá. Su no–poder se hará visible de otra manera. Cesare Pavese se convertirá en el Santo Patrón de la Mirada en elaño 2034. Pier–Paolo Pasolini se convertirá en el Santo Patrón de la Fuga en el año 2100. Giorgio Bassani saldrá de su tumba en el año 2167. Oliverio Girondo encontrará su lugar como escritor juvenil en el año 2099. Roberto Arlt verá toda su obra llevada al cine en el año 2102. Adolfo Bioy Casares verá toda su obra llevada al cine en el año 2105. Arno Schmidt resurgirá de sus cenizas en el año 2085. Franz Kafka volverá a ser leído en todos los túneles de Latinoamérica en el año 2101. Witold Gombrowicz gozará de gran predicamento en los extramuros del Río de la Plata allá por el año 2098. Paul Celan resurgirá de sus cenizas en el año 2113. André Bretón resurgirá de los espejos en el año 2071. Max Jacob dejará de ser leído, es decir, morirá su último lector, en el año 2059. ¿En el año 2059 quién leerá a Jean–Pierre Duprey? ¿Quién leerá a Gary Snyder? ¿Quién leerá a Ilarie Voronca? Éstas son las cosas que yo me pregunto. ¿Quién leerá a Gilberte Dallas? ¿Quién leerá a Rodolfo Wilcock? ¿Quién leerá a Alexandre Unik? Nicanor Parra, sin embargo, tendrá una estatua en una plaza de Chile en el año 2059. Octavio Paz tendrá una estatua en México en elaño 2020. Ernesto Cardenal tendrá una estatua, no muy grande, en Nicaragua en el año 2018. Pero todas las estatuas vuelan, por intervención divina o más usualmente por dinamita, como voló la estatua de Heine. Así que no confiemos demasiado en las estatuas. Carson McCullers, sin embargo, seguirá siendo leída en el año 2100. Alejandra Pizarnik perderá a su última lectora en el año 2100. Alfonsina Storni se reencarnará en gato o león marino, no lo puedo precisar, en el año 2050. El caso de Antón Chéjov será un poco distinto: se reencarnará en el año 2003, se reencarnará en el año 2010, se reencarnará en el año 2014. Finalmente volverá a aparecer en el año 2081. Y ya nunca más. Alice Sheldon será una escritora de masas en el año 2017. Alfonso Reyes será definitivamente asesinado en el año 2058 pero en realidad será Alfonso Reyes quien asesine a sus asesinos. Marguerite Duras vivirá en el sistema nervioso de miles de mujeres en el año 2035.

Este fragmento invita a compadecerse de los desventurados lectores de Max Jacob o Alejandra Pizarnik. En el año 2060 no quedará ninguno. Si has leído a estos autores, puedes conocer más o menos el año de tu muerte, en todo caso, aun lejana. Pero la peor parte se la llevan los seguidores de Proust, que son legión. No sobrevivirán al 2033. ¿Qué clase de catástrofe puede acabar con ellos? ¿Una epidemia? ¿Un desastre natural? ¿Un asesino en serie? Por si acaso, que vayan haciendo las paces con su hacedor, que tienen los días contados. No he leído a Proust, je, je, y no pienso hacerlo. El resto, quedáis avisados.

martes, 23 de mayo de 2006

Anita píntate bigote

Querida Anita:

Muchas veces hemos debatido sobre la teoría de la feromona. Dices que mi amor por ti me ciega, pero me mantengo en mis trece: tu atractivo es algo casi tangible. Y no soy el único que piensa de este modo. Ya sabes que a cualquier lugar al que vayas, los hombres se vuelven para mirarte. La feromona en acción. Es más, si entablas una leve conversación con alguien del género masculino, este se ve impelido a intentar tocarte. Todo lo que cuento es verdad, no trates de negarlo.
Leyendo el blog de Félix de Azúa he descubierto que no eres la única mujer a la que se le puede aplicar esta teoría. Pero esta información no es relevante, pues es algo que ya suponías. Lo realmente importante es que he encontrado la manera de que alejes a los moscones. Es de lo más fácil (aunque pienso que puede volverse en tu contra). Transcribo unos extractos:

Una mujer de complexión fuerte y abundante, morena, muy sexy, se pinta un suave bigote con el lápiz de ojos. En el labio superior, evidentemente. Una sombra leve pero conspicua. (Reconocerás que esta descripción, excepto en lo de "abundante", se ajusta como un guante a tu persona)

“Es por los moscones, dice una de ellas pequeña y vivaracha, los ahuyenta como el ajo”. Interviene la de ingenieros: “A los chulos no les gusta el pelo, los peores se depilan, el pelo se está demostrando el repelente más eficaz contra el pelmazo”.

Así que ya sabes. Pero, como te he advertido más arriba, esta táctica puede volverse contra tí. Continúa leyendo hasta el final.
Ya me contarás si lo pones en práctica. Yo creo que hasta con bigote estarías arrebatadora. ¿En verdad me ciega el amor? En fin...

lunes, 22 de mayo de 2006

La oscuridad o la gloria

En todos los aspectos de la vida nos debatimos entre dos opciones. Es la dichosa dualidad que define al ser humano. Del primer número de la estupendástica reedición de la etapa australiana de la Patrulla X, me quedo con el momento en el que Roma la superdiosa advierte a nuestros héroes de que en sus manos está el futuro de la humanidad, a la que pueden conducir a la oscuridad o la gloria. Como este tebeo fue publicado hace ya casi 20 años, me pregunto si el futuro del que hablaba la finada Roma habrá llegado ya y si lo que se ha cernido sobre la humanidad es la oscuridad o la gloria. Una elección difícil para los mutantes, pues los humanes les temen y odian. Yo, si fuese uno de ellos, no lo dudaría, condenaría a la humanidad a una oscuridad eterna.
Al igual que el destino, lo que se acerca con fuerza es el estreno de la tercera parte de la adaptación cinematográfica. En ella (que coincidencia), los mutantes sumirán al mundo en una era de oscuridad o gloria, dependiendo del bando ganador. Si Magneto y sus esbirros se alzan con la victoria, podemos darnos por muertos. Si, en cambio, ganan los X Men (lo más probable), podremos dormir tranquilos.
Pero, siendo sinceros, sea cual sea el destino de la humanidad, creo que me decepcionará. Últimamente, las películas que veo en el cine me resultan irritantes por fallidas: prometen mucho más de lo que luego dan. Me ha pasado con 'V de Vendetta' y 'De battre mon coeur s´est arreté' y como no hay dos sin tres, pues eso. Y no debería reconocerlo porque es casi sacrílego en un friki como yo (y más cercano como está el Día del orgullo Friki) pero las dos primeras partes, ni fu ni fa. Mediocres. Dignas pero prescindibles. Bastante peores que 'Spiderman' o 'Batman begins'. Eso si, cuando vaya al estreno, no se me ocurrirá confesar nada de esto. Espero que me guardéis el secreto. Los frikis pueden ser muy violentos si les tocan la moral.

jueves, 18 de mayo de 2006

Una mujer de edad

Cuando descubrí 'Desayuno con diamantes' (cinta mítica en este espacio por estar coprotagonizada por un gato que se llama gato) escuché asimismo por primera vez la expresión "una mujer de edad" referida al personaje interpretado por Patricia Neal, actriz de carrera fluctuante que alcanzó notoriedad gracias a su romance con Gary Cooper en 'El manantial', que se extendió fuera de la pantalla. Después ganaría un Oscar por 'Hud', película a mayor gloria de Paul Newman y se casaría con el escritor Roalh Dahl, creador de la Willy Wonka y su fábrica de chocolate. Pero no nos dispersemos. Las "mujeres de edad" eran un arquetipo cinematográfico habitual en los 50 y 60. Féminas que rondaban los cuarenta, de buen ver, generalmente solteras, que disfrutaban de desahogada posición económica y dedicaban su tiempo libre a coquetear con atractivos jovencitos. El sosaina de George Peppard no fue el único en caer en las garras de estas mujeres sexualmente activas que necesitaban un desahogo de vez en cuando:

Breakfast at Tiffanys

- Rosalind Russell en 'Picnic': maestra solterona que no se resigna a su estado civil. Poseída por un ardor de origen etílico, arranca al musculoso William Holden de los brazos de Kim Novak para bailar con él muuuy pegada y, más tarde, romperle la camisa y ponerle en evidencia delante de todo el pueblo.

- Jane Wyman en 'Solo el cielo lo sabe': en este caso, la futura Angela Channing interpreta a una viuda rica que se rinde a los encantos de Rock Hudson, un humilde jardinero. La pobre es más víctima que verdugo de esta pasión obstaculizada por la diferencia de clases.

- Tota Alba en 'El extraño viaje': tiránica solterona que vive encerrada con sus dos hermanos medio lelos en un pueblecito de la España profunda. Pero, sin que nadie lo sepa, mantiene un romance con un jovencísimo Carlos Larrañaga, al que obliga además a desfilar con sus vestidos en una secuencia antológica.

- Delphine Seyrig en 'Besos robados': esposa de un acomodado zapatero, seduce a un fascinado Antoine Doinel, que huye mientras toman café a la pregunta de si le gusta la música. Él responde "perdón, señor" y sale corriendo.
Más tarde, ella va a su apartamento albergando aviesas intenciones. Pero antes le explica la diferencia entre la cortesía y el tacto: "cuando un hombre entra en una habitación y sorprende a una mujer desnuda, puede retirarse diciendo "perdón, señora" y esto es la cortesía. Pero si se retira diciendo "perdón, señor", es el tacto (la transcripción es aproximada).

- Nina Foch en 'Un americano en París': millonaria aburrida con inquietudes artísticas. Instalada en Francia, trata de conquistar el corazón de un mediocre pintor, Gene Kelly, a través de su bolsillo, pero éste prefiere bailar con la bellísima Leslie Caron. Tendrá que seguir buscando.

- Ava Gardner en 'La noche de la iguana': el animal más bello del mundo (un poco ajado ya) interpreta a la dueña de un hotel que intenta encamarse con Richard Burton, pero tiene demasiada competencia (la nínfula Sue Lyon y la virginal Deborah Kerr). Debe contentarse con frotarse con dos de sus empleados en una playa desierta bajo la luz de la luna.

- Eleanor Parker en 'Sonrisas y lágrimas': por último, ni en este angelical film se evita el reflejo de los bajos instintos. La sensual actriz interpreta a una baronesa que mantiene un romance (tampoco muy tórrido, la verdad) con el Sr. Von Trapp. Pero repentinamente el capitán encuentra a la madre ideal para su numerosa progenie en Julie Andrews, una cantarina novicia.

Los cambios sociales de las últimas décadas las han hecho caer en desgracia, pues ahora las féminas son tanto (o más) agresivas sexualmente que los hombres. Pero las "mujeres de edad" fueron unas adelantadas a su época. Eso si, no creo que Anita Colby hubiese aprobado estos comportamientos. Buscaré alguna referencia a ellas en su libro.

martes, 16 de mayo de 2006

Momentos estelares de la humanidad

Todos nos hemos preguntado alguna vez cuales son los momentos estelares de la historia de la humanidad. Tarde o temprano nos planteamos el dilema de a que momento crucial viajaríamos si pudiésemos elegir solamente uno. Después de mucho meditar y antes de decantarme por grandes fechas como la toma de la Bastilla, el 14-F o el año en que Massiel ganó Eurovisión, me quedo con el 29 de mayo de 1913, día en el que se estrenó en París el ballet 'La Consagración de la Primavera', del compositor ruso Igor Stravinsky, acto en el que se montó un pifostio de no te menees. He encontrado un bonito testimonio de uno de los asistentes en uno de los libros de texto de mi hermanita:

"parte del auditorio se sintió ofendida por lo que le parecía un intento blasfematorio encaminado a destruir la música como una de las bellas artes y, movida por su furor, al poco rato de levantarse el telón, empezó a lanzar maullidos y a vociferar para que se suspendiera el espectáculo. La orquesta, entre tanto barullo, no se podía escuchar más que de vez en cuando, en alguno de los raros sosiegos que se producían. Un hombre joven que estaba en un palco detrás de mí estuvo de pie todo el rato que duró el ballet, a fin de poderlo ver mejor; para dar una idea de la exaltación de que estaba poseído, baste decir que en determinado momento marcó el ritmo con sus puños sobre mi cabeza. El escándalo iba en aumento. Una señora se levantó de la silla de su palco para pegar un bofetón a un caballero que silbaba. Saint-Saëns denunciaba al compositor por farsante, y lo mismo André Capu, el conocido crítico. Ravel, en el lado opuesto, proclamaba a gritos que el ballet era obra de un genio. El embajador de Austria se reía de una manera ostensible, y Florent Schmitt lo insultaba llamándole estúpido. La princesa de Portualés se puso de pie exclamando: "tengo sesenta años, pero es la primera vez que alguien se ha atrevido a burlarse de mí". En medio del barullo, Claude Debussy suplicaba vehementemente al auditorio que guardase silencio para que se pudiese oír aquella música maravillosa".

Supongo que asistir a este evento procedente de la actualidad es jugar con ventaja, pues ya he escuchado esta magna obra. Pero, aunque la música no me sorprenda, me gustaría contemplar como todos esos culturetas de rancio abolengo se dan de ostias. Mundial.

lunes, 15 de mayo de 2006

Chasco

Ahora resulta que es un plagio. Pues vaya chasco.

viernes, 12 de mayo de 2006

Dioses menores

Últimamente en todas partes veo la misma tragedia. El apreciable montaje teatral 'Siglo XX que estás en los cielos', dirigido por la estupenda actriz Blanca Portillo, que se representa (hasta este fin de semana) en el remozado café del Teatro Español de Madrid incluye más o menos este dialogo:

- ¿Tu que querías ser de mayor?
- Escritora de novelas de misterio.
- En mi época nadie tenía libros. Yo ni siquiera sé leer...
- Pues en la mía había libros en todas las casas, pero nadie los leía.
- Y si en tu tiempo nadie leía libros... ¿Por qué querías ser escritora?
- ...

Pero, aparte de mi constante fijación por la lectura que me hace comportarme como el Ministerio de Cultura promocionando clásicos de la literatura hasta en la sopa, el drama está repleto de reflexiones interesantes sobre los recuerdos y el más allá. En él, la figura de Dios está encarnada por un niño malcriado que maneja a su antojo a la pareja protagonista, Roberto Enríquez y Silvia Abascal, actores que, a priori, no me inspiraban ninguna confianza. Reconozco que me sorprendieron para bien (explicaría por qué, pero reventaría el misterio). Normalmente no creo en Dios, aunque después de apenas alcanzar un 70% en este test de ateísmo (vía Cogiendo caracoles), he revisado a fondo en mi interior y tengo un lío de la ostia. Ya no sé si creo o no, pero estoy seguro: en el otro barrio hay algo, aunque sea una oscuridad inmensa e informe en la que estás obligado a revisar tu existencia anterior. Si Dios estuviese por allí y se dignase a adoptar una forma remotamente humana, opino que elegiría la de una mujer de mediana edad, con pinta de divorciada rica y residente en Las Rozas. Pero no sé si en el otro lado existirá Las Rozás. Tampoco por qué debería Dios adoptar esta forma y no otra. Si me viene la explicación, aviso.

miércoles, 10 de mayo de 2006

El extraño viaje

El primer comic de la Patrulla X que poseí fue el número 93 (nada menos que de 1989). Por aquel entonces yo solo coleccionaba una serie, Excalibur, encandilado por la infinita elegancia del trazo de su dibujante a ratos, el supremo Alan Davis. Para los miembros de este grupo, antiguos hombres X, los X-Men eran seres casi mitológicos, pues habían muerto combatiendo a uno de sus peores enemigos. Pero no estaban muertos, no. Estaban en Australia. Chris Claremont, el guionista que conducía los destinos de los personajes desde los años 70, acusaba ya cierto cansancio. No sabiendo que hacer con ellos, los había convertido en invisibles ante el mundo y trasladado en secreto al desierto australiano, donde permanecieron durante muchos meses. Este extraño viaje coincide con el fin de la reedición española de las aventuras mutantes. Planeta publicó tomos recopilatorios con motivo de la adaptación cinematográfica, pero se detuvieron en la Caída de los Mutantes, su batalla final. La mayoría de los lectores no sabemos qué ocurrió en Australia. O casi. Yo solo tenía este número. Es una extraña historia en la que Pícara y Lobezno han desaparecido misteriosamente, Longhsot se despide del grupo para buscarse a sí mismo, Kaos y Dazzler hacen footing, una esperpéntica villana llamada Nanny (un huevo con ojos) se dedica a jugar con la mente de Mariposa, que se pasea con una combinación muy sexy en vez de con su uniforme y, al final, Tormenta muere (o algo así).
Pero, en el transcurso de una mudanza, el tebeo se extravió y nunca lo volví a ver, aunque pensé en buscarlo en las librerías especializadas y en el Rastro, pero la pereza me venció y no lo hice y el tiempo pasó y pasó inexorable. Hasta ahora. A finales de mayo, Panini comienza a publicar la continuación del puñetero coleccionable, incluyendo la totalidad de la saga australiana. Siempre he sentido una fascinación por esta etapa comparable a la de Truffaut por los grands films malades, pero la mía quizá se deba a que nunca la leí. Me da miedo hacerlo. ¿Me decepcionará? ¿Es tan mediocre como se oye por ahí? No importa. Por recuperar aquella historia onírica e hipnotizante en la que guardé la escasa ingenuidad que me queda de la infancia, merecerá la pena.
En los años subsiguientes los mutantes nunca volvieron a Australia. Aquellos 8 personajes siguen apareciendo con regularidad, pero dispersos en distintas series. Algunos han vuelto a morir y resucitar, otros se han casado y todos han salvado al universo en innumerables ocasiones. Pero a veces me sorprendo deseando que vuelvan a juntarse. Los enumero y recito como un mantra: Tormenta, Lobezno, Pícara, Coloso, Dazzler, Kaos, Mariposa mental y Longshot. Pero la única forma de que viajen de nuevo a Australia es volver al pasado. Por lo menos ahora tendremos los tebeos a mano.

lunes, 8 de mayo de 2006

El plano inclinado de Hollywood

Tras la debacle del primer día, no aprendí la lección y regresé a la dichosa Feria del Libro de Ocasión, pero esta vez, acompañado. Porque estos eventos no deben servir solamente para insultar a los cargos públicos, Anita, los gemelos y yo fuimos a ver si nos agenciábamos algún libro. Y vaya si compramos. Y baratísimos. Yo encontré 'El lector' de Bernhard Schlink y 'Operación Shylock', de Philip Roth, Carlos, un volumen sobre un ilustrador expresionista de enorme influencia en Murnau cuyo nombre no recuerdo (apasionante) y Jose un diccionario de bolsillo de japonés con el que aprendimos a decir "quiero comida", "quiero cagar" y "quiero una puta", necesidades básicas para subsistir en cualquier país extranjero. Pero el hallazgo de la jornada lo realizó Anita (que también se encontró un billete de 10 euros, ¡menuda potra!). Rebuscando entre los montones del puesto de Grandísimo Maestro, un librero genial que vendía la totalidad su mercancía al precio de 1 euro mientras pregonaba las excelencias de la literatura frente a la maledicencia de la televisión, apareció un ajado ejemplar de 'Tu belleza', escrito e ilustrado (1000 dibujos) por una tal Anita Colby, que resultó ser la asesora en materia belleza de actrices tan famosas como Ingrid Bergman o Joan Fontaine. Fue muy famosa en los años 50, o eso supusimos. Era conocida como "The face", quizá porque obtenía su sueldo por no hacer nada (como si hubiese necesitado Ingrid Bergman asesoramiento en la materia). Esta guía de estilo y comportamiento para señoritas finolis contiene capítulos escalofriantes: consejos para disimular los defectos de determinados tipos físicos (cuerpo de pera, cuerpo de seta, demasiado gorda, demasiado alta); cómo llamar la atención de un hombre (primero hay que acercarse en plan superfulana, echándole una laaarga e inquisitiva mirada y después, apartar la vista y fingir una extrema timidez. ¿Qué ocurre entonces? "Pues que os hace el amor", dice la Colby, !Dios mío, con solo una miradita! ¿Sin precalentamiento ni nada? Como en una peli porno, vamos... Sería una errata o tendría otro sentido en la época, pero la expresión debió dejar sin aliento a más de una, que debió pensar que con mirar a un tío podía quedarse preñada...); por último, lo más impactante, el plano inclinado de belleza de Hollywood, una técnica ancestral que usaban actrices como Ava Gardner u Olivia de Havilland para mantenerse jóvenes. Consiste en colocarse en un plano inclinado hasta que la cara se te pone roja. La llegada de masiva sangre de los pies a la cabeza hace que tu rostro se mantenga terso durante mucho más tiempo, según esta tipa. El secreto de la eterna juventud, como quien dice. Tan fácil y nosotros sin saberlo. Hemos perdido muchos años, pero aún estamos a tiempo de evitar futuras arrugas. Así que, ya sabéis, todos los días un ratito boca abajo, hasta que os mareéis. Vuestra piel os lo agradecerá.

sábado, 6 de mayo de 2006

King kong y la llorica

Digamos que con el paso de los años (incluso de los minutos y de los segundos) me estoy volviendo más cursi. Otros lo llaman sensibilidad, susceptibilidad e incluso (dependiendo del día) me hago pequeña pequeña y me convierto es un ser irritable y al que no se puede ni mirar sin que me cabree. En fin, esos días en los que se odia al mundo (y no tiene que ver con el maravillos mundo Tampax ni Evax). Y puede que esta evolucion no sea buena, porque me emociono con cualquier cosa y sí, es cierto que un buen libro, una bonita pintura, la letra de una música o una unión borreguil en un concierto puede emocionar de una manera u otra, pero lo mío está empezando a asustarme, básicamente porque me puse a llorar como si quisiese terminar con la estupenda sequía madrileña con la muerte de King Kong. Sí, estoy escuchando las risas desde aquí. No había visto la peli antigua pero evidentemente me sabía de memoria las imágenes de la caída desde el Empire State.Ahí está lo curioso de la situación, cualquier a que me viese en el cine llorando a moco tendido...y la razón es que me recordó a mi gato. Surrealista pero cierto. Me recordó a mi mascota, una especie de psicópata que de repente te hace unos mimitos, pucheros maullidos y te dan ganas de comértelo pero está loco, y lo relacioné con King Kong. Aunque lo mismo en vez de relacionarlo con mi gato me sentí identificada....Uffff!!!

miércoles, 3 de mayo de 2006

Gallitos y gallinas

Siento no poder escribir un post literario, ni decente, ni siquiera agradable. Simplemente escribo para decir que no puedo soportar las ancianidades que poblan los bonitos autobuses de la EMT, empujando, criticando y convirtiéndose en auténticos gallitos y gallinas. Conversación absurda en el pobladísimo autobús de la línea 45, 50 habitantes por metro cuadrado, sobaco en la cara, me tocó entrar en el mismo por la puerta de atrás porque no se cabía y después de mucho sufrir casi llego a mi destino, casi estampada contra las bonitas puertas móviles del autobús. Llega en esta ocasión la conversación con la gallina:
Gallina- ¿Vas a salir? (cuando se acaban de cerrar la puertas en una parada, para salir en la proxima)
Yo- Si (con tono fuerte, debido entre otras cosas a la gente)
G- Uy, perdona, por qué me contestas así. Es que como llevas todo el rato al lado de la puerta....
Y- ??????Dónde me pongo si no hay más sitio?
G- De verdad, esta juventud (y numerosas expresiones despotricando...)
Y- (......)
Surrealista, viva Ignatius, viva la absurdez!!! Nos deberíamos encadenar a la puerta de la casa de Gallardón a ver si aparte de las obras arregla la mala leche y las prisas de la gente para salir de un autobús petado de gente...

martes, 2 de mayo de 2006

Un gran puzzle universal

Ahora todo encaja como un gran puzzle universal. La dichosa Feria del Libro Antiguo y de Ocasión no es más que una excusa para despertar la solidaridad dormida de los ciudadanos. Me explico. Después de haber comprado una considerable cantidad de libros, todos los madrileños deberíamos haber acudido a la Plaza Mayor esta mañana para enviarlos a Guatemala, en otra megainiciativa de nuestro fantabuloso alcalde. Así vuelve a manifestarse una simetria perfecta y aviesa: los libreros venden su mercancía, que nadie leerá ni en este continente ni en otro, aunque sea a precio de ganga. Después los compradores regalan los volúmenes sin apenas abrirlos. Vamos, lo que se espera. Así, el próximo año, volverán a las casetas a rebuscar entre la morralla de ocasión clásicos de la literatura para enviar al tercer mundo, aunque ya los adquiriesen en la edición pasada. La cultura no entra en las casas porque se pasa el puñetero día en la calle y los que mandan, tan contentos: mientras nadie lea, ellos seguirán donde están. Qué geniales somos todos.

Celia y el Sr. Gallardón

Ocurre por culpa del ansia puta por llegar siempre pronto a todos lados. Por eso, cuando llegué a la XXX Feria del Libro Antiguo y de Ocasión de Madrid, aun no habían acabado de inaugurarla. No pude por más que lo intente, evitar extasiarme ante el pregonero, el pintor Eduardo Arroyo, que en aquellos momentos leía su discursito ante una escasa concurrencia. Tampoco es que el tema fuese apasionante, la verdad, versaba sobre un ensayo que había escrito sobre Panamá Al Brown, un boxeador amante de Jean Cocteau y que, según él, estaría encandilando a algún avezado lector en una librería de viejo de París. Seguro.
A su fin tocaban unas palabritas de nuestro megalómano alcalde, el Sr. Gallardón, que, como no, aprovechó para señalar el hecho de su inmensa bondad, que demuestra constantemente en forma de continuas actividades con las que mantiene entretenidos a sus gobernados y remarcando especialmente todo lo que hace para promocionar la cultura (?) y sacarla la calle, como si la cultura fuese un perro que debe pasearse para que haga sus necesidades.
Mientras tanto, los periodistas, que habían acudido en manada, considerando noticioso que alguien comprase un libro, sobre todo tratándose de volúmenes releídos, sobados, ajados, fotografiaban tan magna escena para incluirla en la posteridad. Entre los chicos de la prensa estaba Celia, una antigua compañera de clase por las siento especial antipatía, es más, aversión. Solo su forma de moverse me causa espasmos. Es tan genial que no parece respirar el mismo aire que los que la rodean, tan prepotente que da gusto odiarla sin sentir asomo de culpa. Además, por más que lo deseo, o precisamente por ello, me acabo encontrando con ella en los lugares y situaciones más inverosímiles. Esta ciudad no es lo bastante grande para ambos.
Pues bien, allí estaba Celia en plan reportera dicharachera, con su bonito carné de prensa, con el que debe pensar que avasalla al personal. Si la gente supiese cuantas horas trabajas y cuanto cobras por ellas, no sé siquiera si se dignarían a mirarte, tonta del culo. Pero nadie lo sabe y tú te paseabas como la reina de la fiesta preguntando a los asistentes qué coño estaban buscando en aquellas casetas desvencijadas, sobre todo cuando era mucho más interesante hablar contigo. A lo mejor no redactabas un artículo, sino un estudio para evaluar los gustos literarios del público. Quizá se lo pases al Sr. Gallardón, para que pueda abrir cada vez ferias más superchachis.
El alcalde, después de cortar la tópica cinta, se paseaba por entre las casetas en medio de sonrisas complacientes y efusivos saludos y aprovechaba para indicarle a todo el mundo lo magnífico de la iniciativa. Me pregunto si cuando se acueste por las noches se seguirá creyendo tan inefablemente fantástico o si llegará el día en el que, de tan perfecto que es, se harte de sí mismo. Pero, para cuando decida abandonar la política seguro que Celia ya ha adquirido la importancia que merece en el devenir del mundo. Sería una alcaldesa perfecta: está convencida de su propia genialidad.