martes, 27 de diciembre de 2005

Garci: the end

Se acabó. "Que grande es el cine" se marchó anoche con "Fresas salvajes", de Bergman. Hace tiempo que no veía el programa, aunque reconozco que durante una época esperaba con impaciencia todas las semanas los insignes comentarios de José Luis Garci. Mi relación con este ilustre del séptimo arte comenzó de una forma curiosa: su casa estaba frente a mi instituto (esto tenía lugar en la época en la que el tipo vivía con Ana Rosa Quintana) y, en los descansos nos dedicabamos a arrojar a su tejado tizas, borradores, boligrafos y demás material escolar. Después, empecé a ver el programa. Algunas veces, incluso las tertulias, que grababa en video. Entonces aún no era un purista de la versión original y la sapiencia de Garci y sus contertulios me dejaba sin aliento. Un par de amigos y yo fundamos una especie de club de fans y cada vez que escuchabamos "Moon river" (la música de la cabecera) nos emocionábamos. Yo decidí darme de baja cuando ví "You´re the one", lo único que he visto de este cineasta y que me pareció un bodrio mayúsculo. Uno mis antiguos compañeros ha iniciado una campaña de sms "pásalo" con la que pretende hacer que el espacio vuelva... iluso. La verdad es que, gracias a Garci, vimos muchas pelis (sobra decir que horrorosamente dobladas), grandes clásicos y algunos títulos realmente caros de ver, por lo menos antes del advenimiento del DVD, como "Las hermanas Munekata", "Furia" o "El infierno del odio". Pero poco a poco el programa dejó de interesarme cuando descubrí que los contertulios sólo eran unos pedantes insufribles y practicamente nada de lo que decían tenía interés. Además, desde que en la Primera desapareció el cine de los domingos por la tarde, el programa había acogido la mayoría de títulos que se proyectaban antes allí: melodramas de Douglas Sirk (magníficos) y westerns (prescindibles) en su mayoría. No creo que el fin del espacio se deba a motivos políticos, más bien se debe a que era una mierda. Pero, como buen cinéfilo, una parte de mí echará de menos a este personajillo con su perenne cigarrito, su copazo (lo que bebía no era agua), sus amigotes y sus reflexiones de baratillo. The end.

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