El otro día leí una noticia inquietante. Decía que una de las consecuencias de la globalización es que la mitad de los idiomas que existen hoy en el mundo corren el riesgo de desaparecer. Un amigo que se cree muy listo estaba convencido que uno de los que pagaría el pato sería el francés. Como francófilo que soy, me cabreé e intenté desmontar su teoría. Él decía que era una lengua que solo se hablaba en Francia, Quebec y Mónaco, además de en algún recóndito país africano. Yo contraataqué por el lado del arte. No imagino la vida sin las películas de Truffaut, sin novelas de Perec o sin canciones de Celine Dion. Mis argumentos no hicieron cambiar de parecer a mi ex amigo, pero reflexionando más tarde se me ocurrió la razón definitiva para perpetuar este idioma (el curioso fenómeno de encontrar una respuesta ingeniosa mucho tiempo después de necesitarla tiene un nombre en francés, pero no lo recuerdo): las votaciones de Eurovisión. ¿Alguien se imagina este evento, que esperamos ansiosamente durante todo el año, sin que se repitiesen los nombres de los países en este bello idioma? ¿Que sería de nosotros si no volviésemos a escuchar esa increible palabra cada vez que el Reino Unido obtiene puntos, guayominí? Definitivamente, si el francés desaparece algún día la humanidad está condenada.
martes, 6 de diciembre de 2005
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1 parlamentarios:
Películas de Truffaut en silencio seria una locura, en especial El hombre que amaba a las mujeres.
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