martes, 30 de septiembre de 2008

Paul Newman, el concierto de Clint y la tristeza



Aunque lo supe aquella tarde, no pensé en ello hasta que, en el concierto de Clint, el grupo le dedicó una canción. Había muerto Paul Newman y para mí era como si se hubiese muerto un pariente lejano, alguien a quien no ves a menudo pero al que tienes mucho cariño. Y es que siempre estuvo allí: en La gata sobre el tejado de zinc, en El coloso en llamas, en Samantha, en El Premio, en Cortina rasgada. Ahora sigue estando pero, al mismo tiempo, se ha marchado, sustituído por una densa tristeza.

Nos quedan los recuerdos.

1 parlamentarios:

Anónimo dijo...

Si es que hasta con zapatos negros, calcetines blancos y pantalones cortos estaba pa comérselo.

Por cierto, qué selección guapa de fotos en tu "Recuerdos de un joven cinéfilo".