miércoles, 28 de febrero de 2007

Reproche a los libros

No están bien esas campañas de fomento de la lectura. No señor, no. Es más, yo diría que son peligrosas. Son peligrosas porque, en caso de seguir sus indicaciones, el cerebro del incauto que se aventure en sus sugerencias puede sufrir daños irreparables. La mitad de la población (aproximadamente) puede dormir tranquila porque no sufrirá sus efectos en absoluto: nunca lee un libro. Total, para qué, en el metro por las mañanas están los periódicos gratuitos y el resto del tiempo, la radio, la tele, el móvil, la consola, etc.
Pero ay de aquellos pobres infelices que se fijen en la campaña de marras. Pensarán "pues hoy, en vez de leer el Qué¡ voy a leer un libro.. ¿Cuál podría leer? Jo, es que hay muchos. Si sólo hubiese dos o tres libros no sería tan difícil..."
Y aquí es donde empiezan los problemas. A ver si te crees que alguien va a coger la edición del Quijote que vendían por 2 eurillos el año pasado y se la va a leer de una tacada. Pues no, pasará dos páginas y dirá "como mucho veré la miniserie un domingo que llueva, que esto es un coñazo". Acto seguido cavilará "¿Y ese que me regalaron por Navidades, 'El código Da Vinci'? Parece más interesante." Y ya tenemos otro alma inocente irremisiblemente perdida.
Y es que está muy bien leer, pero no así a la buena de Dios.
Desde arriba intentan vendernos que con cualquier cosa que leamos nos sentiremos mucho mejor, seremos más dichosos, nuestra mente se expandirá, etc, etc. Tanto da leer la Pronto, el Marca o 'Tiempo de silencio'. Pero yo no creo que esto sea cierto. Si uno se acostumbra a leer libros mediocres (¿estoy insinuando que 'El código Da Vinci' es mediocre? Es tu imaginación) jamás se asomará a la literatura más, digamos, "seria" y podrá llegar a pensar que lo que lee es lo mejor que puede leerse. Pero no, no y no. Es como si comes todos los días hamburguesas y acabas pensando que son un manjar.
Las altas esferas politicoeconómicas fomentan este tipo de literatura facilona porque con ella hacen dinero, por mucho que digan que apoyan la cultura y demás tonterías. Pongamos por ejemplo al diario (de pago) más leído de España: El País. En su suplemento literario se pueden encontrar reseñas de los autores habituales en las listas de best-sellers, tanto españoles como extranjeros, pero como es un periódico que va de serio ha de criticar esta tendencia y poner a parir este subgénero literario de vez en cuando, no vayan a acusarnos de fomentarlo, aunque sea obvio que lo hacemos. Por eso a veces se desmarcan con algún artículo, como 'Literatura y mercado', de Juan Goytisolo, en el que el escritor catalán se despacha a gusto con la literatura de consumo masivo y reivindica una escritura más abrupta pero quizá más satisfactoria tanto como para el escritor como para el lector (si se atreve con ella). No idolatro a Goytisolo pero creo que es un autor que se esfuerza en escribir novelas que no han sido ya escritas hasta la saciedad y cuyo estilo se hace incómodo, pesado a ratos, pero el esfuerzo que cuesta adentrarse en él acaba mereciendo la pena.
Por eso las campañas de lectura son malas, o al menos, se quedan a medias. No deberían fomentarla sin más. Deberían decir a los futuros lectores que ésta es algo más que un mero entretenimiento, que requiere esfuerzo, constancia e incluso arrojo, pero que puede acabar siendo tan necesaria (y tan placentera) como respirar.
Y para despedirnos, unas palabras de la inmortal Marguerite Duras, una escritora que jamás se plegó a ningún convencionalismo y que explica esta idea mucho mejor de lo que pueda hacerlo yo:

Marguerite Duras

Creo que lo que reprocho a los libros, en general, es eso: que no son libres. Se ve a través de la escritura: están fabricados, están organizados, reglamentados, diríase que conformes. Una función de revisión que el escritor desempeña con frecuencia consigo mismo. El escritor, entonces, se convierte en su propio policía. Entiendo, por tal, la búsqueda de la forma correcta, es decir, de la forma más habitual, la más clara y la más inofensiva. Sigue habiendo generaciones muertas que hacen libros pudibundos. Incluso jóvenes: libros encantadores, sin poso alguno, sin noche. Sin silencio. Dicho de otro modo: sin auténtico autor. Libros de un día, de entretenimiento, de viaje. Pero no libros que se incrusten en el pensamiento y que hablen del duelo profundo de la vida, el lugar común de todo pensamiento.

15 parlamentarios:

Anónimo dijo...

Lo siento, pero no estoy de acuerdo contigo, Luisru. Por leer, que se empiece incluso por las esquelas.
El simple hecho de abrir un libro, un periódico, el prospecto del medicamento, ya es mucho, tal y como están las cosas en España. Si hay que empezar con Dan Brown, pues se empieza, ya se irá refinando con el tiempo el gusto. Te lo dice una que se adentró en el mundo de la lectura con Victoria Holt, la Corín Tellado inglesa.

Palomares dijo...

Joer, Victoria Holt.

Yo soy pesimista, hay muchísimos que se quedan en el Marca.

Eso sí, creo que "entretenido" no implica mal escrito. Y también creo que hay muchos libros excelentes que no implican más esfuerzo del lector que el básico de leer.

OT: Ayer entraron en el Cerdo agridulce buscando "es sexy o no Gata Sombra" Muérete de envidia, Luisru. Ojalá lo hubiera preguntado en algún comentario, yo le habría respondido encantado.

Marujita Robinson dijo...

Me acabas de recordar a una compañera del bachillerato, que una vez sacó un libro en medio de clase, se puso las gafas de leer y se enfrascó totalmente en la lectura, con semblante concentrado. Cuando el profesor le preguntó qué estaba leyendo, ella alzó la cabeza y exclamó muy ufana: ¡Una de Danielle Steel!. Y tan pancha, creo que aún está esperando la felicitación del profesor por su elección. Demos gracias de que al menos las novelas de Arlequín han pasado de moda...

Anónimo dijo...

La profesora de Literatura se quedó de piedra cuando con once años le dije que lo que estaba leyendo era eso. Al día siguiente le dejé el ejemplar de cuatrocientas y tantas páginas y ella me prestó un par de la misma autora. En la siguiente clase casi se duerme porque no había pegado ojo, pues hasta que no acabó no cerró el libro. Creo que era "La herencia Landower". Ni que decir tiene que no me acuerdo de nada, pero era una droga. Y esa misma mujer era una amante de la "buena" literatura.

Anónimo dijo...

pobres libros los han olvidado...
saludos y mi votod e hoy!

Carmen dijo...

Pues a mi me pareció muy buena la del padre y el hijo que imitaba al padre en todo lo que hacía...
Firme a mis principios, debo ser de las pocas que no cayeron en leer "El Código da Vinci", y a estas alturas no creo que lo haga ya... aunque nunca se puede decir de este agua no beberé. En el caso del Quijote me cayó en COU pero nunca lo terminé.

Didac Valmón dijo...

Que interesante esto que dices. Pero estoy con Lluvia Pérez, sinceramente si lo que hace falta es que la gente coja un libro que empiece por donde sea.
Soy un anti código de las narices, es un libro que me produce nauseas y cada vez que lo veo en el Metro me revuelvo en mí mismo. Pero por lo menos ha incitado a mucha gente a que lea, y eso no está mal.
Es más con el empeño de que la gente lea buena literatura en el instituto nos mandan verdaderos clásicos que nos destrozan el gusto por ella para siempre. Porque no me fastidies que leer determinadas cosas con 15 años es bueno...que venga dios y lo vea.
La cuestión no es tanto invitar a la gente a leer sino a que aprenda a leer. Es decir que se puede leer de todo pero con una mente discerniente, que sepa más o menos que la lectura va más allá del mero "me gusta o me ha entretenido" La frase de Duras con la que terminas es excelente y plasma mi mismo pensamiento, sólo que ella es famosa y yo no...Pero es así habría que enseñar a la gente que aunque haya que leer, y de todo, y si es posible el Marca no, que hay diferencia enorme entre los libros de pasar el rato y los que se te meten en la cabeza para siempre, marcando a fuego.
No sé, veo bien la campaña si la gente lee...
Y te lo dice alguien que se ha leído desde el Código a una de Arlequin que calló en mis manos(que vergüenza)
Qué rollo os he soltado

Martita Leal dijo...

Yo me he leído un par de Corín Tellado (o alguna más). Muy interesantes, sobre todo si te las lees cuando estás haciendo que estudias para selectividad...

Anónimo dijo...

saludos y mi click de hoy!

Cayetana Altovoltaje dijo...

Muy interesante. Tanto Lluvia como tú tenéis parte de razón, pero yo creo que el verdadero problema no está en qué o cuanto se lee, sino en CÓMO. De qué sirve que hayar una legión de aficionados a la lectura que sólo leer a Dan Brown o a la Tellado. Lluvia, ¿a que no te quedaste en la Holt? Lo que creo que hace falta es que la gente se moleste un poco en autoeducar sus lecturas y en ir más allá de la mesa de "más vendidos" de El COrte Inglés. Vale que cada uno tenga sus gustos, pero limitarte a sólo un tipo de literatura no es saber leer.
La manera de enfocar el tema en la educación reglada, efectivamente, es penosa. Afortunadamente, a mí no me mataron el gusto, a pesar de cascarme libros "juveniles" horrendos que se suponía que eran adecuados o educativos para ciertas edades. Ya me había enganchado antes con libros "no-para-idiotas" que había por casa. El Quijote no se me ocurrió leerlo hasta ya mayorcita. También he leído a Dan Brown, y leo la sección de cotilleo de El Mundo, y hasta libros de autoayuda he leído (verdaderamente, los más pudibundos). El tema está en saber lo que estás leyendo, para qué, por qué, y no quedarte ahí. Esa es la razón por la que, para mucha gente, el último libro que leyeron fue en el bachillerato.
No creo que "todo vale con tal de que se lea" y me ofende bastante lo que acaba en las listas de más vendidos (que no necesariamente leídos, ojo).

Cayetana Altovoltaje dijo...

Carajo, se me olvidó acentuar "cuánto". Es la influencia perniciosa de los libros de autoayuda. Lo peor.

Cayetana Altovoltaje dijo...

Veo que he dicho más o menos lo mismo que Valmón, eso me pasa por leer rápido y mal, y es todo culpa de los libros de autoayuda.
Tan sólo quería añadir que tiene bemoles lo de El País, publicando ese artículo de Goytisolo... ¡a Dios rogando y con el mazo dando!, como decía mi abuelo. Porque gran parte de la culpa de que en este país se lea mal y con poco criterio es la existencia de grandes monstruos editoriales como el que aglutina a dicho periódico, que son los que dicen qué se pone en la mesa de más vendidos de El COrte Inglés.

Marujita Robinson dijo...

Acabo de caer en la cuenta de que es Harlequín con h...

Anónimo dijo...

Ya Cayetana, no me quedé en Victoria Holt, menos mal. Estaría esto plagado de emoticonos de esos con corazones. Pero si no hubiese sido por esa complicidad con la profe, que estaba leyendo casi a escondidas lo que yo no sabía entonces que era un pedazo de novelón rosa, a lo mejor no me hubiese animado a seguir y comparar. De hecho una amiga me regaló uno de segunda mano que encontró en un mercadillo londinense porque le conté esta historia, pero creo que después de aquellos dos que me prestó la buena mujer (que no era una lectura muy apropiada para esas edades) no volví a leer algo suyo. Es decir: a la profesora le encantaba Cervantes y Victoria Holt, sería que Cervantes no podía estar mal (perdón). Influye mucho el círculo en el que te rodeas y la curiosidad. Lo que está claro es que si no se tiene el hábito de cansar la vista, no es necesario que malgastemos fuerzas en discutir si hay que leer lo que dictan los centros comerciales, tal página web o el vecino del tercero. Para poder correr antes hay que saber andar. Y no se le puede decir al que no ha leído nunca nada que se meta en vena a Lawrence Durrell. Que caliente motores con Gerald, que es más digestivo, divertido y un estupendo escritor. A ver si un día da la casualidad de que confunde a los hermanos.

Algunos, el tiempo que están leyendo no lo emplean en apedrear gatos, que la puntería se resiente mucho y al menos una mano hay que tenerla ocupada. Aunque sea pasando la página del Marca. Me diréis que hay ciertas lecturas perniciosas, pero como comentabas el otro día, Cayetana: no hay película, música, publicidad o libro que le haga coger a nadie un arma. Son las mentes débiles y enfermas las que se defienden o se justifican mediante ese argumento.

Lo peligroso es que existen mentes débiles y enfermas, y no pocas.

Luisru dijo...

Siento llegar tarde a un debate tan intenso como el que aquí se está librando (últimamente ando un poco estresado, sorry).
Primero: me encanta que no esteis de acuerdo conmigo.
Segundo: Estoy completamente de acuerdo con cayetana en el hecho de que no hay que quedarse en los libros fáciles de leer, que hay que arriesgarse a pasar de los best-sellers a otra clase de literatura, pero no me parece mal si hya gente que solo lea best-sellers, tanto lluvia como Caye tienen razón en decir que ningún libro puede hacer empuñar un arma a nadie.
Tercero: yo también tengo un pasado vergonzante: cuando tenía 13 años no paraba leer novelas de la Dragonlance, algo así como 'El señor de los Anillos' pero en plan culebrón y encima mal escrito. Cosas de las hormonas. Lo peor de todo es que he conocido a más de uno y más de dos que se quedaron en esas novelas. No me parece mal pero tampoco bien, porque tienden a pensar que eso es lo mejor que pueden leer, incluso piensan que objetivamente (y esto ya es un tema espinoso porque ¿qué es la objetividad?) son buenas novelas, y no lo son.
Cuarto: leí 'Justine' el año pasado y me pareció un bodrio, muy bien escrito, pero un bodrio al fin y al cabo.
Quinto y último: Como bien decís todos, lo importante es llegar a discernir lo que son las lecturas importantes de las que son sólo para pasar el rato, pero todas son igual de respetables, of course. Y el que diga lo contrario, miente.