sábado, 10 de junio de 2006

Madrid es genial

Joaquin Leguina fue un político destacado en la década de los 80 que incluso llegó a ser presidente de la Comunidad de Madrid. Después se ha dedicado a la literatura. Su carrera literaria se ha centrado en novelas de moderado éxito como 'Tu nombre envenena mis sueños' o la reciente 'El rescoldo'. En su obra también se incluye alguna que otra apasionante intervención en el terreno del ensayo, como el que realiza en el prólogo del volumen 'Cuentos y novelas de Madrid', que ha editado la Fnac, tienda gafapasta por excelencia, y que se regala por la compra de dos o más libros. En este breve texto, Leguina hace un somero repaso por algunos de los escritos que, obviando el terreno de la ficción, hablan sobre la capital de España. Todos los autores, españoles o extranjeros, coinciden en que esta nuestra ciudad es una puta mierda. Me explico. Estos refinados observadores subrayan su incomodidad y su fealdad, estableciendo un paralelismo entre estas circunstancias y el carácter de sus habitantes, orgullosos hasta lo inenarrable de su tierra natal, a pesar de ser conscientes de que no es precisamente el paraíso sobre la tierra. Pero Leguina dice que no es para tanto, que Madrid no está tan mal y que tenemos razón en admirarla, porque es fantástica. Soy madrileño y defiendo esta ciudad hasta grados que a veces rayan en el fanatismo, pero me doy cuenta de que no es, ni mucho menos, la mejor del mundo. Y eso que no he viajado mucho. No hace falta ser una lumbrera para darse cuenta de que tiene muchos defectos, algunos de ellos de difícil solución: la contaminación, los atascos, las obras, la suciedad, el ruido, la especulación inmobiliaria, la presencia habitual en sus calles de especímenes peligrosos como yonkis, frikis, fachas, políticos, Noelia De Mingo...
Sr. Leguina, aunque sea usted ya un poco mayor todavía puede aprender una valiosa lección (Dios me libre de querer enseñársela yo, tendrá que aprenderla solito): no todo lo que nos gusta es necesariamente bueno. Puedes escuchar a Britney Spears y a Tchaikovsky, pero debes asumir que la música de la primera es una basura. Madrid es hermosa a tramos y a ratos, si, pero es asimismo bien cierto que es incómoda, sucia, un infierno en verano y un desierto nocturno en invierno; pueden atracarte en cualquier esquina, las obras no dejan vivir y todos deseamos marcharnos al campo o la playa. Pero, aunque nos coma la mierda, los madrileños seguiremos encantados con poca cosa, como el hecho de que nuestro querido Alcalde se querelle contra el inefable Losantos, aunque ambos voten al mismo partido y nos caigan igual de gordos. Y es que Madrid es, y será siempre, genial.

4 parlamentarios:

Anónimo dijo...

Yo no soy de Madrid, pero vivo aquí y también la defiendo a capa y espada.

Britney Spears tiene alguna canción buena, aunque parezca mentira.

Y Flamingos Forever no se rodó nunca no solo por motivos económicos; el reparto original se fue muriendo poco a poco, Divine incluida, haciendo imposible una secuela. Te recomiendo muy mucho Pink Flamingos y Female trouble, y más si te ha hecho gracia la escena que he puesto. Saludos.

Anónimo dijo...

Es significativo que la canción emblema de Madrid, la que nos pone los pelos de punta a los madrileños (bueno, a mí), sea una canción que dice lo horroroso que es Madrid:

Las niñas ya no quieren ser princesas,
y a los niños les da por perseguir
el mar dentro de un vaso de ginebra,
pongamos que hablo de Madrid.

Y que en su primera versión termina de una manera: que me lleven al Sur donde nací/aquí no queda sitio para nadie y ahora termina de otra: aquí he vivido/ aquí quiero quedarme/pongamos que hablo de Madrid.

Es publicidad guarra, pero mi chica hablaba precisamente de esto mismo en nuestro blog el otro día (perdonad la cuña):

http://cerdoagridulce.blogspot.com/2006/06/esta-maldita-y-maravillosa-ciudad-que.html

Anónimo dijo...

Es significativo que la canción emblema de Madrid, la que nos pone los pelos de punta a los madrileños (bueno, a mí), sea una canción que dice lo horroroso que es Madrid:

Las niñas ya no quieren ser princesas,
y a los niños les da por perseguir
el mar dentro de un vaso de ginebra,
pongamos que hablo de Madrid.

Y que en su primera versión termina de una manera: que me lleven al Sur donde nací/aquí no queda sitio para nadie y ahora termina de otra: aquí he vivido/ aquí quiero quedarme/pongamos que hablo de Madrid.

Es publicidad guarra, pero mi chica hablaba precisamente de esto mismo en nuestro blog el otro día (perdonad la cuña):

http://cerdoagridulce.blogspot.com/2006/06/esta-maldita-y-maravillosa-ciudad-que.html

Anónimo dijo...

Perdón por la repetición, es que soy muy insistente.
Es que soy muy insistente.
Es que soy muy insistente.