Cuando descubrí 'Desayuno con diamantes' (cinta mítica en este espacio por estar coprotagonizada por un gato que se llama gato) escuché asimismo por primera vez la expresión "una mujer de edad" referida al personaje interpretado por Patricia Neal, actriz de carrera fluctuante que alcanzó notoriedad gracias a su romance con Gary Cooper en 'El manantial', que se extendió fuera de la pantalla. Después ganaría un Oscar por 'Hud', película a mayor gloria de Paul Newman y se casaría con el escritor Roalh Dahl, creador de la Willy Wonka y su fábrica de chocolate. Pero no nos dispersemos. Las "mujeres de edad" eran un arquetipo cinematográfico habitual en los 50 y 60. Féminas que rondaban los cuarenta, de buen ver, generalmente solteras, que disfrutaban de desahogada posición económica y dedicaban su tiempo libre a coquetear con atractivos jovencitos. El sosaina de George Peppard no fue el único en caer en las garras de estas mujeres sexualmente activas que necesitaban un desahogo de vez en cuando:
- Rosalind Russell en 'Picnic': maestra solterona que no se resigna a su estado civil. Poseída por un ardor de origen etílico, arranca al musculoso William Holden de los brazos de Kim Novak para bailar con él muuuy pegada y, más tarde, romperle la camisa y ponerle en evidencia delante de todo el pueblo.
- Jane Wyman en 'Solo el cielo lo sabe': en este caso, la futura Angela Channing interpreta a una viuda rica que se rinde a los encantos de Rock Hudson, un humilde jardinero. La pobre es más víctima que verdugo de esta pasión obstaculizada por la diferencia de clases.
- Tota Alba en 'El extraño viaje': tiránica solterona que vive encerrada con sus dos hermanos medio lelos en un pueblecito de la España profunda. Pero, sin que nadie lo sepa, mantiene un romance con un jovencísimo Carlos Larrañaga, al que obliga además a desfilar con sus vestidos en una secuencia antológica.
- Delphine Seyrig en 'Besos robados': esposa de un acomodado zapatero, seduce a un fascinado Antoine Doinel, que huye mientras toman café a la pregunta de si le gusta la música. Él responde "perdón, señor" y sale corriendo.
Más tarde, ella va a su apartamento albergando aviesas intenciones. Pero antes le explica la diferencia entre la cortesía y el tacto: "cuando un hombre entra en una habitación y sorprende a una mujer desnuda, puede retirarse diciendo "perdón, señora" y esto es la cortesía. Pero si se retira diciendo "perdón, señor", es el tacto (la transcripción es aproximada).
- Nina Foch en 'Un americano en París': millonaria aburrida con inquietudes artísticas. Instalada en Francia, trata de conquistar el corazón de un mediocre pintor, Gene Kelly, a través de su bolsillo, pero éste prefiere bailar con la bellísima Leslie Caron. Tendrá que seguir buscando.
- Ava Gardner en 'La noche de la iguana': el animal más bello del mundo (un poco ajado ya) interpreta a la dueña de un hotel que intenta encamarse con Richard Burton, pero tiene demasiada competencia (la nínfula Sue Lyon y la virginal Deborah Kerr). Debe contentarse con frotarse con dos de sus empleados en una playa desierta bajo la luz de la luna.
- Eleanor Parker en 'Sonrisas y lágrimas': por último, ni en este angelical film se evita el reflejo de los bajos instintos. La sensual actriz interpreta a una baronesa que mantiene un romance (tampoco muy tórrido, la verdad) con el Sr. Von Trapp. Pero repentinamente el capitán encuentra a la madre ideal para su numerosa progenie en Julie Andrews, una cantarina novicia.
Los cambios sociales de las últimas décadas las han hecho caer en desgracia, pues ahora las féminas son tanto (o más) agresivas sexualmente que los hombres. Pero las "mujeres de edad" fueron unas adelantadas a su época. Eso si, no creo que Anita Colby hubiese aprobado estos comportamientos. Buscaré alguna referencia a ellas en su libro.
7 parlamentarios:
Además de la categoría "mujeres de edad", muy bien ejemplificada por cierto, me causaba fascinación la de "femmes fatales" de los 30 y 40, mujeres de rompe y rasga frías y calculadoras, siendo Gilda el máximo exponente. Ahora la versión actualizada vendría a ser una Angelina Jolie pero, qué queréis que os diga, para mi no es lo mismo.
Gilda no era tan mala, además, es muy duro que tu marido y tu amante estén liados. Las que eran unas malas pécoras eran Ava Gardner en 'Forajidos' o Barbara Stanwyck en 'Perdición'. Es verdad, Angelina Jolie no es una verdadera femme fatale como aquellas pero es taaaan atractiva que se le perdona todo.
Es que apuntáis en dirección contraria, sí que hay una femme fatale actuelle y tiene un nombre: Isabelle Huppert.
De nuevo vuelves a dar en el clavo, Lluvia (yo si que parece que me llevo comisión haciéndote la rosca), la Huppert era toda una femme fatale en 'Gracias por el chocolate' y 'La ceremonia', más mala que la tiña. Pero tenía también su lado amable (8 mujeres, por ejemplo). Eso si, su faceta siniestra es la que más le pesa.
...y en 'La pianista' sobre todas. Pásate por caja cuando quieras. Un siete por ciento era lo establecido, ¿no?
Ja, ja, un siete por ciento me parece excesivo, ¿podemos negociar? Imperdonable por mi parte, pero no he visto 'La pianista', porque me da miedo. Me han dicho que hay un par de escenas que son para echar a correr...
Si puedes ver 'Lunas de hiel' sin morirte de pena... a mí me pareció más deprimente que la que tratamos, y me encanta. Aún así, si eres muy sensible no te la recomiendo. Regálasela a Celia.
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