martes, 11 de noviembre de 2008

La inmortalidad es un McGuffin

Un señor muy inteligente me dijo hace poco que era preferible no regalar libros tochos (¿usó la palabra tochos?), que los tochos había que elegir leerlos y no que te los impusieran. De vez en cuando me da por leer algún tocho, aunque este año me he dejado un buen montón a medias. Otro señor, muy inteligente también, asegura que, llegada una edad, hay que elegir entre parecer progre o dejar los libros a medias. A mí en realidad me da igual parecer progre, así que, finalmente, conseguí terminar 'Bomarzo'.

Un McGuffin, según la nunca bien ponderada Wikipedia, es una expresión acuñada por Alfred Hitchcock que designa a una excusa argumental que motiva a los personajes y al desarrollo de una historia, y que en realidad carece de relevancia por sí misma.

Pues eso, que 'Bomarzo' comienza con un señuelo. El protagonista, Pier Francesco Orsini, es un noble italiano del siglo XVI que vive hasta nuestros días. Y tú te preguntas, ¿cuál es la misteriosa fórmula que lo convierte en eterno? Cuando vas por la mitad y ves que la cosa no pasa de la Venecia renacentista, te inquietas. Pero, después de leer 400 páginas, descubres el truco: la inmortalidad del jorobado Pier Francesco es un McGuffin. Ay, Mújica Laínez, si Hitch hubiese rodado más películas de época, lo que podría haber hecho con este material...

3 parlamentarios:

Anónimo dijo...

Se abre el telón.

Se ve a cuatro viejas en un patio sentadas en sus sillas de mimbre hablando de sus cosas, pasando la velada. Se cierra el telón.

¿Cómo se llama el director?

Anónimo dijo...

No me mates, Luisru:

"Alfres-kikoh"



De hecho, había un colaborador de Garci en "Qué grande es el cine" (de cuyo nombre no me acuerdo y no era Oti Rodriguez Marchante) que lo pronunciaba exactamente igual.

Luisru dijo...

Jajaja, es buenísimo. Cómo no me sabía tamaño chiste casposo-cinéfilo.