sábado, 21 de abril de 2007

Odiamos tanto a Lobdell

Este fin de semana tocaba hablar de comics, ya que se celebra el tan traído y llevado Salón del Cómic de Barcelona, pero es que este año estoy muy perezoso y no leo muchos tebeos últimamente. Hasta he abandonado el coleccionable de los X Men. ¿La razón? Scott Lobdell.
Chris Claremont se marchó de los mutantes por la puerta de atrás, cuando le propuso a su editor, Bob Harras, una historia en la que Lobezno moría. El patriarca mutante tenía en mente una larguísima saga (de esas que le gustan tanto) en el que el personaje más popular de la franquicia moría a manos de su archienemiga Dama Mortal para ser resucitado más tarde por el clan ninja conocido como La Mano, que lo convertía en su asesino estrella. Entonces, el resto de los miembros de La Patrulla X se dedicaban a perseguirle por todo el mundo, intentando que volviese a sus cabales mientras se torturaban debido a sus múltiples culpas y complejos.
Pero la idea no cuajo, y el editor aprovechó para borrar del mapa al guionista inglés y otorgar más protagonismo a los dibujantes, Jim lee y Whilce Portaccio, los cuales habían batido records de ventas con sus números en EEUU.
¿Qué pasó? Que estos tipos dibujaban monigotes muy bonitos pero no sabían escribir. Así que el editor necesitaba un guionista. Lobdell tuvo mucha suerte: estaba en el sitio oportuno en el momento oportuno y, de la noche a la mañana, paso de ser un don nadie a escribir el cómic más vendido de la época.

Uncanny X Men 300

Pero había un problema mucho más gordo. Que Lodbell tampoco sabía escribir. Para colmo, Lee y Portaccio se marcharon a fundar su propia editorial y los mutantes, encima de mal escritos, ahora estaban también mal dibujados. Pero como la gente ya estaba enganchada al culebrón, nadie notó la diferencia.
Lo más extraño no es que Lobdell se hiciese con los guiones de la colección, sino que se mantuviese en ellos durante varios años, años en los que, al menos en cuanto a calidad, la franquicia se hundió lentamente (nunca se ha recuperado del todo). Lobdell no respetaba para nada la continuidad, sus situaciones eran vacuas y repetitivas, sus personajes eran estereotipos, sus diálogos pretendidamente graciosos eran patéticos y sus diálogos pretendidamente serios eran risibles. Los X Men se convirtieron en un melodrama barato, pobre imitación del Claremontiano, intercalado con unas aventuras cada vez más complicadas y absurdas (la terrible época de los crossovers entre varias colecciones, de sagas tan deleznables como 'Alianza Falange'), con villanos que iban y venían sin ningún sentido y tramas complicadas hasta la nausea que, en el mejor de los casos, nunca se resolvieron.

Uncanny x men 304

Encima teníamos que soportar a esa nueva generación de héroes hipermusculados y de enormes pistolas, como Cable o Bishop, que no tenían nada que ver con la idiosincrasia de los mutantes, en la que las chicas y sus comidas de coco eran las estrellas de la función. Ahora nadie se come el coco. Es hora de disparar primero y preguntar después.
Al menos, cuando John Romita Jr. se incorporó a los lápices de la colección, ésta mejoró un poco, pero solo un poco. Aunque como los monigotes volvieron a ser bonitos, la gente no se quejó demasiado. Yo me quejé silenciosamente, dejando la colección, la cual no volví a comprar hasta que Alan Davis se hizo con ella.
Lo único medio bueno que hizo Lobdell fue crear a Generación X, una colección interesante, aunque me temo que se debía más a los espectaculares dibujos de Chris Bachalo que a su buen hacer, en este caso de nuevo un melodrama barato, pero protagonizado por adolescentes.
Gracias al cielo, los editores le dieron la patada a Lobdell (que creo que se ha pasado al cine), aunque volvería un par de años más tarde en una saga en la que aún le dio tiempo a matar gratuitamente al pobre Coloso. Esperemos que a nadie se le ocurra llamarlo de nuevo. Tampoco pienso picar esta vez.

1 parlamentarios:

Cayetana Altovoltaje dijo...

Un día te voy a presentar a mi hermano para que os jartéis a hablar de cómics. Yo me quedé en Mortadelo, más o menos...