lunes, 9 de abril de 2007

Let´s get out of this country

No quiero marcharme pero es muy probable que tenga que hacerlo. Vivir en el centro de Madrid no es tarea fácil en estos días. No es que la ciudad se haya convertido en un lugar inhabitable, todo lo contrario. Pero, tal y como están las cosas, si uno desea poseer un hogar, el centro de Madrid es la opción menos indicada para intentarlo. Tarde o temprano, partiré hacia los suburbios, esos lugares a los que solo se llega con el abono B1. Me siento como si fuese a tomar parte en un éxodo invisible y silencioso en el que nadie parece haber reparado todavía. Aunque algo en aire (un sentimiento roto, qué diría Leonard Cohen) ha hecho saltar hace tiempo una alarma, inaudible todavía, cuyo estrépito irá creciendo hasta hacernos ensordecer a todos. Y no me parece que dormir en la calle vaya a impedirlo.

Puerta de Toledo

No es que sea pesimista. Bueno, la verdad es que lo soy. Pero, para intentar combatirme, cada noche me acuesto y repito varias veces "la burbuja inmobiliaria va a reventar". Cuando lo has repetido 100 veces, además de un efecto somnífero mucho más acusado que contar ovejitas, te lo acabas creyendo. Un poco al menos.
Al día siguiente, ya bien despierto, le repites tu teoría con algún compañero de trabajo. Él contraataca diciendo que eso está muy bien pero que se acaba de comprar un piso en Leganés. O en Parla. O en Sanchinarro (eso es prácticamente el centro, este mes va a llegar el metro hasta allí). Y yo pienso que no quiero vivir en alguno de esos sitios, aunque no puedo ponerles ninguna pega. Sólo que no son el centro. Pero no le digo nada a mi compañero , solo le felicito efusivamente como si acabase de tener un hijo o de ganar el Euromillón. Después le miro con una mezcla de envidia y terror y él hace como que no se da cuenta.
No entiendo cual es la misteriosa y adictiva cualidad que posee el casco histórico de la Madrid que lo hace tan atractivo para mí. No es comodidad, pues el trabajo lo tengo bastante lejos de casa. Aunque puedo ir andando al cine. Y no es que Madrid me parezca la ciudad más bonita del mundo, sí una de las 3 más bonitas, pero, claro, es que he salido muy poco de aquí, de hecho, prácticamente nada. Quizá sea una especie de fascinación mezclada con costumbre. O quizá sea únicamente un encabezonamiento tonto, propio de alguien muy inmaduro. Total, mientras haya un Mercadona cerca, qué más da donde vivas.
Pero no puedo apartar de mí la sensación de que intentan echarme de un lugar que, en parte, me pertenece, aunque sea por haberme pateado sus calles cientos y cientos de veces, aunque sea porque, a fuerza de mirarlo, pueda conservarlo intacto detrás de mis ojos. Es como el vértigo, la ciudad me atrae y me repele al mismo tiempo. Quizá sea mi imaginación y no haya nada especial en este lugar. Quizá pueda consolarme con manidas frases del estilo de "acaba una etapa y empieza otra". Quizá alguien haga algo, aunque, si lo hace, no será en beneficio de la clase media baja, de eso podemos estar seguros. Quizá simplemente sea mejor escapar mientras podamos hacerlo.

Nota: tomo prestado el título a la canción que da título al último (y estupendástico) disco de Camera Obscura.

11 parlamentarios:

Cayetana Altovoltaje dijo...

No me extraña que te sientas como si te echaran, porque es así. Ya sé que mal de muchos... pero si te sirve de consuelo, no sólo pasa en Madrizz. Bienvenido a la República Dependiente de la Especulación Inmobiliaria.

Anónimo dijo...

Si comprarse un piso en mitad de ninguna parte ya es un marrón, el querer tenerlo, ya no en el centro de una ciudad, sino en un sitio donde al menos el transporte público se pase por ahí, parece un sueño irrealizable. Si hasta para alquilar la cosa es insufrible. De todas maneras, que no decaiga el ánimo. Siempre habrá ancianitos encantadores sin descendencia a los que darle charla, boli y escrituras antes que el cianuro.

Villaykorte dijo...

Dentro de poco ya no podrás ir andando al cine. Eso sí, podrás ir andando a comprar en Zara, Sfera etc...
*Los últimos en caer el Tívoli y el Benlliure

Didac Valmón dijo...

NOs iremos todos, porque nadie podrá pagarse nada...
Nos iremos a pueblos tan rancios como el mío, y eso que hasta allí las casas cuestan 40 kilos de los de antes y el centro comercial más cercano está a 40km y no pasamos de 150 empadronados.
Que el centro de MAdrid no es accesible ni a la señora Aguirre que no llega a fin de mes.
Que no...nos iremos para no volver demasiado, qué lástima

Paco Bernal dijo...

Efectivamente, el centro de Madrid tiene una cualidad adictiva (qué bonita la foto de la puerta de Toledo, por cierto) aunque también te digo que no creo que sea lo más habitable del mundo. Sobre todo, comparando con otras ciudades europeas, como esta desde la que te escribo.
Pero esto, como todo, son argumentos que uno se da para consolarse: esa Plaza de Santa Ana, esa Puerta del Sol, esa Gran Vía, esa calle Atocha...Ese olor a bocata de calamares, ese olor a churro y a porra, a chocolate, esa gente hablando alto en las terrazas...snif, snif :-)

Carmen dijo...

A nosotros nos pasa igual, yo al final he desistido... cuando algunos me dicen pero si tu sí que tienes calidad de vida, vives a dos pasos del mar, si, si, si y me tiro cada día 2 horas en la carretera, 50 km. de ida y otros 50 de vuelta para ir a trabajar, gasolina, peaje, el menú, la caravana da para mucho, ja, ja, ja!!! Qué bonita es la Plaza Cataluña!!!

Palomares dijo...

¡Ostras, ha palmado el Benlliure! Normal, claro, estaba en un sitio muy goloso. Vaya ritmo frenético de cierres en el último par de años.

Marujita Robinson dijo...

Y yo que creía que Sanchinarro era un pueblo inventado...

Curiosa dijo...

¡¡Pues ya ves Marujita, Sanchinarro también existe, como Teruel, y tendrá hasta metro, miraver!!
Yo fui muy feliz viviendo en el centro de Madrid durante cuatro gloriosos años, pero al final, como todos, claudiqué y me mudé. Todavía recuerdo esos aperitivos por Ponzano, cuando terminábamos de madrugada y en un plis a casa a dormir. Ay.

Anónimo dijo...

Vaya, siento que estés triste por tener que dejar en centro. A mi me ha pasado lo contrario. Siempre he vivido en las afueras y, ahora que ya soy "mayor", me he venido al centro. Y de aquí no me mueve ni dios. Además no tengo pensado comprarme una casa. Primero porque no puedo, y segundo porque soy de las que piensan que sí, la burbuja va a explotar, y n oquero estar dentro. Mucha suerte en tu nueva casa!
-echalotte

marmotilla dijo...

Repitámonos: "lo de la vivienda no puede seguir así, es imposible, no tiene sentido..."

Igual algún día cambian las cosas.

(Esperenza absurda, sí...)