jueves, 21 de septiembre de 2006

¡La Garbo vive!


Como ya se comentó en ocasiones anteriores, ver películas no sirve para nada. O para casi nada. En todo caso, los cinéfilos las vemos compulsivamente, sin apenas criterio, principalmente por egotismo. Pensamos que cuantas más películas veamos, más sabemos de cine y podremos fardar ante nuestros colegas. Por eso, vamos a la Filmoteca sin importarnos lo que se proyecte. Así pasa, que te tragas cada bodrio... Aunque, generalmente, siempre sacas algo, como si todas las películas tuviesen un valor oculto esperando a que un avispado espectador lo descubra. Ahora mismo asistimos a un ciclo llamado 'Voces de seducción', que confirma que los programadores tampoco tienen ningún criterio y se agrupan las cintas de forma absurda. Pero sirven para rescatar algunas películas en las que no habíamos reparado hasta ahora, como 'Margarita Gautier', también conocida como la Dama de las camelias. Mi malogrado profesor de Historia del cine decía que se consideraba a Greta Garbo una de las mejores actrices de la época. Supongo que era porque en la época se llevaba la excesiva teatralidad en las interpretaciones, todo lo contrario de la naturalidad que viene imperando desde el advenimiento del método Stanislavski. El caso es que la Garbo interpreta a la heroína de la novela de Dumas, una mujer de vida alegre (no exactamente una prostituta, aunque no deja de acostarse con hombres por dinero) que se enamora de un galán (un jovencísimo Robert Taylor) que no tiene un ochavo. Es un melodrama un tanto efectista con algunas secuencias brillantes, como aquella en la que el amante de la protagonista la fuerza a recoger su abanico cuando éste cae al suelo, lo que provocará un enfrentamiento entre sus dos pretendientes. Pero lo verdaderamente valioso de la cinta es la actriz. La Garbo es todo un enigma. No se entiende si su interpretación es buena o mala. Tampoco puedo precisar si es bella o no: a veces lo parece, pero otras, nos recuerda a un travestido. Sus exagerados ademanes son asimismo indiscernibles; cuando ríe, parece despedir una tristeza infinita y en su tristeza se remueve una fina ironía, como si el sufrimiento le causase más regocijo que espanto. No se sabe si en su interior se agita una gran inteligencia o si su alma es completamente frívola. El abrupto final no resuelve nada, nos deja la imagen de una fría estatua a la que torturaba un espectro de vida. Pero su risa, a la vez forzada y auténtica, permanece en la memoria largo tiempo, como la risa de un ángel o de un demonio.
El culto a la Garbo persiste hoy, aunque sus películas (excepto 'Ninotchka', la menos tópica) se hayan olvidado a medias. Pero solo hay que fijarse para constatar que, por ejemplo, la petarda 'Moulin Rouge' no es más que una versión posmoderna de esta historia tan vieja como las clases sociales. Los directores modernos también han reparado en estos apolillados pero sublimes melodramas. ¿Qué quiere decir todo esto? Nada, que ver películas no tiene sentido.
P. S. Peor es fardar de experto en cine y no tener ni puta idea: ayer estuve escuchando un concurso incluido en 'El séptimo vicio' en el que se batían un cinéfilo madrileño contra otro bilbaíno. La primera pregunta era '¿Qué película en la que intervenía Dennis Hopper protagonizaban Rock Hudson y James Dean (precisamente éste parte integrante de la santísima trinidad del método Stanislavski junto con Marlon Brando y Paul Newman)? A lo que el cinéfilo responde: ni idea. ¿Es de los años 70? Hombre, por favor, que James Dean la palmó en el 55 y por aquella época no había efectos especiales para resucitar a los actores muertos. Esta juventud...

2 parlamentarios:

Anónimo dijo...

He conocido a bastante gente prendada de la Garbo. Al igual que otro gran mito como Dietrich, no le he terminado de pillar el punto. Vale que tenían mucho gancho y, sobre todo, un halo de misterio que hoy en día es inconcebible. Como ejemplo, 'Grand Hotel'... (y que conste que en cuanto cine soy menos que una simple aficionada), en la que la actuación de la jovencísima e irreconocible Joan Crawford me parecía menos forzada... sobre todo comparándola con el manierismo de la sueca (y teneniendo en cuenta que el papel de bailarina archifamosa se prestaba a ello)
¿Y qué es eso de que el cine es una pérdida de tiempo? Es lo único que justifica hoy en día que tengas apagado el móvil al menos durante 2 horas, que ya es un alivio.

Anónimo dijo...

Jaja, totalmente de acuerdo en justificar el cine como motivo para apagar el móvil. Si puediese, haría desparecer todos esos malditos cacharros de la faz de la tierra. En ´Grand Hotel' me pasa lo mismo, la Garbo está exagerada hasta el paroxismo, mientras que Joan Crawford, mucho más natural, está mucho mejor (y más guapa). La verdad, esta peli me parece un poco aburrida y pasada de rosca, aunque los actores están bastante bien (sobre todo Lionel Barrymore, el tío abuelo de Drew). Y yo en cuanto a cine también soy un mero aficionado, pero eso es lo que mola, escudarte en tu ignorancia para poner verde las películas que te de la gana.