miércoles, 31 de mayo de 2006

La dérive des continents

Para descansar de tanto frikismo, continuamos con nuestra discontinua sección dedicada a gatos célebres, en esta ocasión con un gato sin nombre (y van...). Es el gatito que servía de símbolo a la malograda editorial Bruguera, una de las más importantes de nuestro país durante una época y que se fue al garete hace ya varios años. Pero, para nuestra sorpresa, aquel gato perdido ha regresado a casa. O ha vuelto de la muerte. Ya se sabe que los gatos tienen muchas vidas y el Grupo Zeta ha decidido resucitar al animal que albergó en sus catálogos títulos como 'Cien años de soledad'.
En mi casa, como en casi todas, las estanterías debían contener libros de Bruguera, pero yo nos leí. En compensación, devoraba las historias de sus comics, algunos de cuyas números se pueden seguir adquiriendo por dos duros (euros) en el Rastro.
En su nueva andadura, Bruguera lanza una colección de novelas que pueden estar bien o no, no soy quien para emitir un veredicto, al menos hasta que no las haya leído todas, cosa que no haré por falta de tiempo y, principalmente, por pereza. Pero, para probar, he elegido 'Deriva continental' de Russell Banks, un escritor cuya existencia desconocía. Como a casi toda la literatura norteamericana actual, le sobran páginas, pero no se hace pesada. Como muestra un botón:

Los hombres hacen eso con las mujeres, las utilizan para reconstruirse a sí mismos, y las mujeres hacen lo mismo con los hombres. Hombres y mujeres buscan el amor del otro con el fin de dejar atrás, como la piel de la serpiente después de la muda, su viejo, resquebrajado y andrajoso ego, y que aparezca uno nuevo, limpio, brillante, reluciente a causa de las promesas y talentos que el viejo nunca poseyó. Cuando intentas conquistar el amor de alguien que se te parece, por su sexo, temperamento, cultura o aspecto físico, lo haces porque amas esos aspectos de tu propia personalidad: el sexo, el temperamento, la cultura, etc. Pero cuando buscas el amor de alguien diferente, lo haces para librarte de ti mismo. Y así Bob, que desea más que nada librarse de sí mismo, medita sobre las consecuencias que tendrá para él el amor de una mujer negra sureña y su propio tipo de hombre blanco del norte.

Como siempre, el texto no es representativo y que nadie tome la decisión precipitada de leer o ignorar este libro solo por este fragmento. El argumento gira en torno a dos historias paralelas que, en principio, no tienen nada que ver (como 'Las palmeras salvajes' de Faulkner, por ejemplo) y se desarrollan de forma un tanto obvia. Que se ve venir lo que va a pasar, vamos. En fin, lectura imprescindible para todos aquellos que quieran ver dinamitados los fundamentos de la sociedad norteamericana desde dentro: materialismo, machismo, consumismo y esa suerte de tópicos. Pero bueno, Bruguera ha vuelto, así que qué más da lo que publique.

2 parlamentarios:

Anónimo dijo...

Yo sigo siendo una fan de Mortadelo y Filemón.
Me gusta tu blog, también te he puesto un enlace y gracias por enlazarme.

Anónimo dijo...

Ahh... Cuánta nostalgia produce el dichoso gatito. Ya era hora de que aprovechasen un emblema como ése, que tanto evoca.
Recuerdo cuando, en no sé cuál concurso, había que buscarlo escondido entre las viñetas.