sábado, 6 de mayo de 2006

King kong y la llorica

Digamos que con el paso de los años (incluso de los minutos y de los segundos) me estoy volviendo más cursi. Otros lo llaman sensibilidad, susceptibilidad e incluso (dependiendo del día) me hago pequeña pequeña y me convierto es un ser irritable y al que no se puede ni mirar sin que me cabree. En fin, esos días en los que se odia al mundo (y no tiene que ver con el maravillos mundo Tampax ni Evax). Y puede que esta evolucion no sea buena, porque me emociono con cualquier cosa y sí, es cierto que un buen libro, una bonita pintura, la letra de una música o una unión borreguil en un concierto puede emocionar de una manera u otra, pero lo mío está empezando a asustarme, básicamente porque me puse a llorar como si quisiese terminar con la estupenda sequía madrileña con la muerte de King Kong. Sí, estoy escuchando las risas desde aquí. No había visto la peli antigua pero evidentemente me sabía de memoria las imágenes de la caída desde el Empire State.Ahí está lo curioso de la situación, cualquier a que me viese en el cine llorando a moco tendido...y la razón es que me recordó a mi gato. Surrealista pero cierto. Me recordó a mi mascota, una especie de psicópata que de repente te hace unos mimitos, pucheros maullidos y te dan ganas de comértelo pero está loco, y lo relacioné con King Kong. Aunque lo mismo en vez de relacionarlo con mi gato me sentí identificada....Uffff!!!

2 parlamentarios:

Anónimo dijo...

ay, me pasó exactamente lo mismo, de verdad. Me puse a llorar sin poder dar crédito a mi propia reacción. Es horrible tener ganas de llorar y querer disimularlo a toda costa. Y también pensé, "desde luego, Mila, tu sensiblería últimamente es preocupante". Joer, de verdad que los de Jolibut deben tener una fórmula química que estudia con detenimiento cuál es la dosis exacta de planos x o y para conseguir el moco tendido, la madre que los parió.... aunque a mi ni siquiera me recordó a ninguna mascota...

Anónimo dijo...

Anita, Pirata es el mismo demonio, deberíamos practicarle un exorcismo a ver si se calma. Aunuqe también podemos exhibirle, como a Kong, y sacarnos una pasta.
Mila, tu exacerbada sensibilidad se debe, clarísimamente, a un avanzado estado de enamoramiento.