viernes, 11 de enero de 2008

La virginidad de Lady Chatterley

La nuestra es esencialmente una época trágica, así que nos negamos

a tomarla por lo trágico. El cataclismo se ha producido, estamos entre las
ruinas, comenzamos a construir hábitats diminutos, a tener nuevas
esperanzas insignificantes. Un trabajo no poco agobiante: no hay un camino
suave hacia el futuro, pero le buscamos las vueltas o nos abrimos paso
entre los obstáculos. Hay que seguir viviendo a pesar de todos los
firmamentos que se hayan desplomado.


A veces, uno dispone de un par de horas para pararse delante de una de esas películas en las que los personajes no hablan prácticamente en todo el metraje y la acción brilla por su ausencia. Algunos, en tono despectivo, se referirán a ellas como "películas de arte y ensayo". Sigo sin saber si el cine es un arte o un medio de comunicación social (agria polémica que se inició en mis días de estudiante) y las únicas películas-ensayo que conozco son aquellas que Godard filmó a finales de los 80, poco aptas para no iniciados en la materia. Al fin y al cabo, 'Lady Chatterley' es un film narrativo como otro cualquiera, aunque para contar la historia que desea, se decanta por las imágenes en lugar de las palabras, reivindicando así la concepción primigenia del cinematógrafo, que las más de las veces se olvida, favoreciendo una vacua verborrea mayormente prescindible.
La directora Pascale Ferran opta por otorgar un papel destacado a la naturaleza no solo como marco que contenga los sentimientos de los protagonistas, sino como un ente que los comparte y que, incluso, puede llegar a modificarlos. He encontrado en diversos análisis esta importancia del paisaje con la denominación de "épica de los sentimientos", en especial aplicada al cine de David Lean, en el que se entremezclan los dramas intimistas con los sucesos que afectaron al curso de la historia de la humanidad. Pero creo que esta expresión le cuadra a 'Lady Chatterley', porque las intensas emociones experimentadas por Constance y su amante son el eje de la narración, una narración sostenida por éstas y por la inconmensurable belleza de la naturaleza retratada, que insufla aliento épico la pasión amorosa.
Lo mejor (o lo peor, según se mire) de prescindir de los diálogos es la información que se deja en los márgenes del relato, datos seguramente poco relevantes, pero que el espectador no puede evitar preguntarse durante el transcurso o finalizado el visionado. Por ejemplo, en el primer encuentro con el Hombre de los Bosques, ¿es virgen Lady Chatterley? En la novela este punto está bastante claro, pero aquí solo tenemos para desentrañarlo las expresiones de la actriz Marina Hands, que puede interpretarse de decenas de formas. Lo bueno que tiene esto es que consigue que le demos vueltas al asunto durante días, cosa que no se logra con el 80% de lo que vemos, olvidado a la media hora.


En el último número de Cahiers du Cinema, alguien dice de la existencia de 'Lady Chatterley' que responde a un proceso de calcificación de un determinado cine de autor europeo. Para rematar esta breve reseña, únicamente señalar dos detalles:

1- Que pese a esta definición (y a los otros muchos peros que se le puedan poner a la cinta), esta adaptación de la novela de D.H. Lawrence es hermosísima.

2- Que la palabra "calcificación" es igualmente hermosa y me hace imaginar firmamentos desplomados y polvo de estrellas con aspecto de celuloide.

5 parlamentarios:

Anónimo dijo...

sí, esa frase de cahiers... cuando la leí me sentó mal, casi como si fuera yo pascale ferran, pero más tarde pensé ¡vivan los epígonos! joder, hay grandes obras que cierran estilos. hundámonos con el barco, mi capitán.

Anónimo dijo...

Me da la sensación que si no voy a los v.o. madrileños en breve me voy a quedar sin ver esta adapatación que me crea curiosidad.

Llevo desde agosto practicamente con una apatía por los estrenos cinematográficos realmente alarmante. Y en el último mes no hacen más que estrenar pelis que si me apetecen pero no tengo mucho tiempo. Como el perro del hortelano...

Paco Bernal dijo...

a) Qué bonito queda todo en francés. Como decía mi amigo M., hace falta cantar bien para llamarse Maritrini y vender discos. Pues hace falta ser buena directora (o, en su defecto, francesa) para llamarse Pascuala e ir por la vida como si tal cosa.
b)Dicho esto: en lo que todo el mundo coincide es en que la peli está muy bien. Había por ahí otra Lady Chaterley, que respetaba el título de la novela, con Silvia Chirstel, n´est-ce pas?
En cuanto a lo de dejar de lado los diálogos...En fin: yo creo que hay que guardar un equilibrio. No todo es verborrea prescindible. Los guiones de Manckiewicz, por ejemplo, son prodigiosos ¿Cómo se hubiera podido hacer "Eva al desnudo" sólo con imágenes?
Un abrazo,
p.

Anónimo dijo...

Abajo los viejunos con móviles. Y los no tan viejunos.

Habrá que VERLA.

Luisru dijo...

Stg, vivan los epígonos, otra bonita palabra.
Sr Bernal, qué razón tiene, yo también pienso que hasta Pascuala suena bien en francés. No sé si hay una versión del libro con Sylvia Chrystel, pero no creo que sea muy seria ni muy profunda. Estooo...
Sr. gamo, como propósito de año nuevo debería intentar sacudirse esa apatía, que seguro que encuentra algo interesante en la cartelera. Creo que le cuadra 'El viaje a Darjeeling'.
Lluvia, abajo los viejunos en general (lo digo por provocar).