domingo, 11 de marzo de 2007

Je me souviens...

Hace poco he leído 'Me acuerdo', de Georges Perec. Citado generalmente como 'Je me souviens', es un libro de culto que hasta el momento no había sido traducido a nuestro idioma, ya que es difícil adaptar a otra lengua los continuos juegos de palabras de este formidable escritor francés, así como intentar explicar muchas de las imágenes a las que se refiere, pues están tan íntimamente ligadas a un país y una época que su comprensión puede antojársenos casi imposible. Pero la filóloga Yolanda Morató se ha atrevido y para mí que el resultado es el mejor de los posibles. Morató se ha basado asimismo en una edición comentada de titulada 'Je me souviens de je me souviens', de Roland Brasseur, en la que se explican algunas de las viñetas más crípticas.
Conocí de su existencia gracias a un artículo de Juan Bonilla que encontré de casualidad en San Google, aunque creo que ya había leído 'Las cosas' y puede que incluso 'La vida instrucciones de uso', que se ha convertido en una de mis novelas de cabecera.
El libro es una especie de autobiografía sentimental redactada de la forma más simple posible, un puñado de frases que recobran otros tantos recuerdos, pero no recuerdos personales, más bien alusiones a escenarios o personajes sin ningún tipo de valoración o explicación. Por ejemplo, 'Me acuerdo de la Nouvelle vague' o 'Me acuerdo de que Alain Delon era charcutero (¿o era ayudante de carnicero?) en Montrouge'.
Perec se propuso, según sus propias palabras "intentar sacar a la luz un recuerdo casi olvidado, no esencial, banal, común, si no a todos, por lo menos a muchos." También señaló que estos fragmentos desordenados de memoria pertenecen a la época en la que contaba entre 10 y 25 años, esto es: el fin de la infancia, la adolescencia y la primera juventud. Justo cuando se acaba la juventud, el ser humano parece sentir la necesidad de recordar.

Je me souviens


Yo no tengo mucho más de 25 años, pero ya he sentido esta necesidad: he empezado a recordar. Uno de esos recuerdos comunes, quizá banales, el tiempo lo dirá porque aun ha pasado demasiado poco (aunque supongo que no lo es en absoluto), pertenece al 11 de marzo de 2004.
De aquel día me acuerdo de desayunar frente al televisor; me acuerdo de ver una columna de humo que salía de la cúpula de la estación de Atocha; me acuerdo de un súbito horror que parecía extenderse desde la televisión hacia el resto de los muebles de la casa, como una infección contagiosa e imparable; me acuerdo de llamar a mi madre una y otra vez, sin conseguir hablar con ella debido a que todo el mundo llamaba a todo el mundo en aquel momento; me acuerdo de su voz llorosa al responderme al fin, explicando que se encontraba en la parada del autobús de la superficie de la estación cuando notó como el suelo temblaba; me acuerdo de que aquel día ya no fui a clase; me acuerdo de que algo en mí me decía que nadie iría a clase aquel día; me acuerdo de que fui a trabajar aquella tarde de forma casi mecánica; me acuerdo de que todo el mundo en el metro parecía cabizbajo y afligido; me acuerdo de intentar leer un libro con escaso éxito, ya no recuerdo qué libro; me acuerdo de que hubo poco trabajo aquel día; me acuerdo de unas ganas insoportables de llorar por la noche noche, como si el sol, al ocultarse, se hubiese llevado consigo las escasas fuerzas que me quedaban; me acuerdo del día siguiente, que era viernes; me acuerdo de la columna de Juanjo Millás, que se titulaba 'Antigüedades' y que hizo que se me saltaran las lágrimas (la leo ahora de nuevo y me parece que se ha quedado desfasada); me acuerdo de la lluvia aquella tarde; me acuerdo de mucha gente en la glorieta de Carlos V; me acuerdo del invernadero que hay dentro de la estación, pero no recuerdo por qué fui allí (o no quiero acordarme); me acuerdo de una tristeza que me parecía casi infinita y que con los días se fue disipando...
Han pasado tres años desde entonces y hoy han inaugurado un monumento. Este radiante domingo he tenido la sensación de que algunas cosas han cambiado para siempre desde aquel día pero la mayoría, no. Y no sé cual de las dos opciones me pone más triste.

8 parlamentarios:

Cayetana Altovoltaje dijo...

Jo, qué bien, qué bien ha estado el post. Hay tantas cosas de que hablar, que yo me tiro a lo superficial. Le tengo ganas a Perec, ¡le tengo ganas a muchos libros que ahora no tengo tiempo de leer!. Me apunto las recomendaciones, y me quito la boina ante usté.

Anónimo dijo...

Vivía en Delicias. Sonó el teléfono. Mi madre. Algo de una bomba. Colgué sin enterarme de nada. Preparé la cafetera. Encendí la tele. No estaba tan alta. Esas sirenas. Parecen de la calle, no del aparato. Con la taza en la mano me senté para ver lo que sucedía. Diez horas después tenía la misma taza en la mano y la cara inundada de lágrimas secas. Era una extraña en Madrid y de pronto me sentí como si hubiese nacido allí. Y fui a la primera y creo que última manifestación de mi vida.

Didac Valmón dijo...

Es dificl que no hayamos coincidido en un tema.
Ya tengo un libro más que añadir a mi lista de pendientes.
Ya sabes que vivo en Tellez...el polideportivo ansiado por el barrio, por el que siempre nos manifestamos tú y yo fue primero el hospital de campaña que el centro de ocio. En los antiguos cuarteles.
Precioso post.

Marujita Robinson dijo...

Los pelos como escarpias me pones con los últimos párrafos. Yo sólo recuerdo que ese fin de semana lo pasé como una zombie, como en una nebulosa. Tenía la sensación de estar viviendo en una continua pesadilla que ya duraba días, pero el encender la tele y ver banderas de España con una lazo negro era algo que me podía. Es una imagen que por lo menos a mí se me quedará grabada en la mente, mucho más que la de los trenes reventados. Para mí ese día también mataron a una parte de mí.

Curiosa dijo...

Estoy impresionada por tu post y por supuesto, por tu memoria. Yo recuerdo poco de ese día, pero sí recuerdo dos cosas: 1) que ese día y los que vinieron después lloré muchísimo y 2) que a partir de ese día he sentido un miedo que nunca antes había sentido.
Con lo liada que me tienen y lo que produces........¡¡voy a tardar en ponerme al día!!

Anónimo dijo...

jejej, aquí con ganas de leer un buenas palabras y exactas como espadas!
saludos y mi voto de todos los días!
:)

Anónimo dijo...

:)
hola holita!

Luisru dijo...

Gracias a todos por vuestros halagos, la verdad es que cuesta un poco mostrar esta clase de sentimientos, aunque sea en el ciberespacio.
Lluvia, es que Delicias y adyacentes lo pasaron pero que muy mal aquellos días, pero, claro, Tellez y cercanías casi aun peor.