Continuamos con la segunda y última parte de nuestro especial postvacacional (toma juego de palabras) con una entrada dedicada a la antigua capital del Imperio Austrohúngaro: Viena.
Cuando uno vuelve de Viena se da cuenta de que Madrid es una ciudad bastante cutre y cochambrosa, poblada por salvajes incivilizados. Quizá no haga falta volver de Viena, pero yo no lo había notado hasta ahora...
Viena es tan pulcra, tan acogedora (al menos a este lado del Danubio), tan civilizada. Vale, también es esnob y elitista, pero ¿quién es perfecto? El caso es que, en mi primera toma de contacto, no puedo decir nada malo de Viena. Bueno, sí: que todo cierra muy pronto, que los transportes funcionan como en la capital de España (osease, muy malamente), que la metereología es terriblemente voluble, que hay millones de modernos y gafapásticos, que... Pero Viena es apasionante, un lugar a la vez monumental y lleno de recovecos, épico y decadente, histórico pero lleno de vida. En fin, lleno de contradicciones. Las ventanas de los pisos bajos (al menos en el centro) se dejan abiertos por la noche aunque, claro, luego se acuerda uno de la pobre Natascha Kampusch y...
Pasemos a los impresionantes documentos gráficos que allí tomamos.
En Viena, en vez de kioscos, hay puestos callejeros de prensa. Al principio pensamos que era como un top manta de revistas, pero estos están completamente homologados y cuentan con todos los permisos reglamentarios.
El cine al aire libre frente al Ayuntamiento. Viena en verano está llena de actividades culturales, la mayoría gratuítas. Como los Veranos de la Villa, pero a lo bestia. Y tengo querencia por los cines en todas sus variantes, qué pasa.
El patio de la Universidad de Viena, con los bustos de sus catedráticos más ilustres, entre los que se incluye, por ejemplo, Freud. ¿A quién no le gustaría estudiar para tomarse aquí un melange entre clase y clase?
¡Oh Atenea! Tú si que sabes mirar con auténtico desprecio al género humano. Sólo tú podías presidir el parlamento austriaco.
Los jardines del pueblo lindan con el Hofburg, el Palacio de Invierno de Sissí y Francisco José I. La historia de esta pareja es fascinante, pero más fascinantes aún son los personajes secundarios de la misma: el hijo de ambos, Rodolfo de Habsburgo, que se suicidó junto a su amante en Mayerling, Sofía de Baviera, la pérfida suegra de la pobre Sissí y, sobre todo, Maximiliano I de México. ¿Cómo coño el hermano del emperador de Austriohungría llegó a ser emperador de México? Tan absurdo como estos jardines, con sus sillas de madera desvencijada o su réplica del templo de Teseo en Corfú, un capricho de la ciclotímica emperatriz.
El mito de Sissí está convenientemente explotado, así como el de Romy Schneider, cuya imagen está por todas partes (en este caso, gracias a un a exposición fotográfica que recorre sus años mozos).
Neubaugasse era una calle que hacía esquina con la calle Mariahilfestrasse, algo así como la Bravo Murillo vienesa, parecía el fondo de unos añejos dibujos animados, las tiendas se iban repitiendo cada pocas manzanas: un H&M, un Palmers, un Anker y un NordSee; un H&M, un Palmers, un Anker y un NordSee...
El realismo de los maniquíes de los establecimientos de lencería (muchos y privativos) era inquietante. Quizá fuesen aspirantes a Supermodelo 2006 que habían accedido a ser disecadas para que todo el mundo las admirase.
Aunque los vieneses sean tan estirados tienen sus vicios como todo el mundo. Una veterana administración de lotería para constatar su afición al juego.
A sissí le gustaba el senderismo y su marido dormía en un camastro de hierro, pero el palacio del Schönbrunn (un lugar donde también vivieron María Antonieta o un hijo de Napoleón) es uno de los lugares que uno debe visitar al menos una vez en su vida. Lástima que el ascenso a su romántica glorieta se transformase para Anita y yo en una marcha en pos de la muerte. Ahora necesitamos descansar de las vacaciones...
9 parlamentarios:
La publicidad que he visto en el blog de la Echalotte ha funcionado! Ya tenía ganas antes de ir a Viena... Ahora más. Fotazas, oye.
¿En Viena no hay esculturas fetichistas? Pues Praga 2- Viena 1. Aunque si tiene su punto decadente, ya me ha ganado. Tengo de ir, jawohl!
Estuve hace poco en Viena, y volví hace un par de días de Praga. Curioso, vimos las mismas cosas pero a la vez vimos todos distinto. Viena me gustó, pero de Praga me enamoré. Han hecho muchísimo para restaurar monumentos, hay que pensar que recién en los 90 salieron de la dominación comunista que no se preocupó absolutamente de la conservación de los munumentos históricos ni del turismo. Yo quedé muy sorprendida (para bien) hay que comparar Praga con el resto de los países del Este.
Son fan incondicional de Sissi y of course de Romy Schneider, solo por eso a mi ya me convences!
Bienvenido, y por cierto, ¿alguna celebración típica especial de cumpleaños?
¿Visteis una sucesión numerada de graffitis de ángeles casi a tamaño natural (bueno, suponiendo que los ángeles sean de lo que denominamos tamaño natural) distribuidos por toda Praga? Porque, aunque odie con toda mi alma el maltrato de lo público y lo privado, es lo que me asqueó de Praga y lo que después de visitar Viena me hizo recordarla con otros ojos.
Hola! Desde Viena, completamente de acuerdo con casi todo. Solo un pero: ya quisieran los transportes de Madrid -repito, ya quisieran- funcionar como funcionan en Viena. El día en que en Madrid haya un letrero electrónico que diga que el 27 -un poner- viene en 1 minuto y que, efectivamente, venga, se habrán homologado los niveles de eficacia.
(Aunque esta mañana, también hay que decirlo, se ha escachifollao el metro y me ha tenido esperando un buen rato).
Viena es una ciudad fenomenal para vivir aunque también tiene sus carencias. Pero la virtud fundamental es lo que decía yo el otro día a un vienés: la gente cuida la ciudad y eso, quieras que no, hace la vida muchísimo más agradable.
Un abrazo y, cuando vuelvas, avisa y nos tomamos un café blogero.
Paco
Gracias por las visitas, Monchito y Ceryle, es cierto lo de Praga, me imaginaba así una ciudad rusa. No puedo comparar porque no he estado en más ciudades del este.
Caye, en Viena está Sissí por todas partes: está el museo del mueble de los habsburgo, las habitaciones privadas de la Emperatriz, sus artilugios de gimnasia... ¿Te parece poco fetichista?
Carmen, mi cumple lo pasé en el tren de Praga a Viena, hasta 4 revisores y dos polis vinieron a "felicitarme".
Lluvia: no vimos ningún ángel. me repasaré otra vez las fotos por si retratamos alguno sin darnos cuenta.
Paco: es que en tres días que estuvimos allí se nos jodió un metro y un tranvía. Trato hecho con lo del café bloguero.
Praga es bonita, más bien curiosa, los checos son seres complejos, mucho... pero Viena es la leche, viva la tienda Anker, viva el Schömbrum, viva Sissi loca con sus caminatas en pos de la muerte y sobre todos... Vivan las vacaciones!!!
Que fotos tan bonitas! Así da gusto viajar sentada oye. Pues Viena no estaba entre mis destinos favoritos y después de leer el post se me ha quedado cara de tonta. Lo más, el cine ese al aire libre. Y lo más de lo más, el topmanta revistero pero legal. La ciudad parece preciosa.
Ahora voy a por Truffaut.
Publicar un comentario